El gobierno de Hungría aprobó finalmente una ley que prohíbe a los sintecho pasar las noches en la calle. La ley reprenderá con multas, penas de trabajos sociales e incluso cárcel, a aquellos indigentes que se nieguen a cumplir con la normativa.
Tal y como se hace eco la BBC, el gobierno húngaro liderado por Viktor Orbán del partido Fidesz- Unión Cívica Húngara, quien tiene un respaldo por parte de los ciudadanos de dos tercios en el Parlamento, asegura que la ley está diseñada para ayudar a las personas sin hogar y que hay suficientes plazas en los albergues para poder acogerlos todos. Por su parte, asociaciones de derechos humanos como Human Rights Watch y distintas ONG aseguran que la ley lo único que hace es tipificar como delito a los sintecho. En un país donde las temperaturas mínimas en invierno pueden llegar a 15º bajo cero, las políticas en torno a esta cuestión son cruciales para miles de personas.
Los ayuntamientos serán los encargados de determinar qué zonas no pueden habitar los indigentes, de tal forma que, si son vistos en dichas zonas, turísticas y comerciales, la Policía podrá multarles con hasta 500 euros por infracción de la ley. En el caso de que exista reincidencia, los sintecho tendrán que hacer frente a entre 6 y 180 horas de trabajo comunitario o, incluso, a una pena de cárcel de hasta 60 días.
Ante esto, varios cientos de miembros de la plataforma The City Belongs to Everyone (La ciudad nos pertenece a todos) se manifestaron este lunes por la noche frente al Parlamento. "Las personas sin hogar han sido siempre acosadas por las autoridades", señalo la activista Tessa Udvarhelyi en referencia a la trayectoria gubernamental tomada sobre este tema desde años atrás. Para Tessa, la diferencia ahora es que "el gobierno está codificando el hecho de que las personas sin hogar son estigmatizadas, hostigadas y criminalizadas".
Esta medida no afecta únicamente a los sintecho, sino también a aquellos que viven en chabolas construidas en las zonas verde y de bosque cerca de las ciudades. Se estima que sólo en Budapest son más de 10.000 personas las que viven en estos poblados o directamente en las calles de la capital.
Para los detractores de este nuevo decreto, que entrará en vigor la semana que viene, es el último eslabón de una campaña iniciada en 2010. Para las distintas ONG cuando realmente se hizo notoria la dirección de las políticas del gobierno fue en abril de 2012, momento en el que se aprobó la ley que tipificaba como delito vivir en la calle. Pero la situación dio un vuelco en noviembre de ese mismo año, al ser anulada la ley por el propio Tribunal Constitucional húngaro, argumentando que violaba el derecho a la dignidad humana. El gobierno, insatisfecho ante este revés por parte del Constitucional, modificó la Constitución para prohibir a los indigentes vivir en la calle y así obligarles a acudir a los distintos centros de acogida y albergues. Con esta nueva disposición, el Gobierno pretende desalentar a los indigentes para que no rodeen las zonas de interés cultural y turístico así como áreas públicas.
Polémica con los hostales
El lío político generado a raíz de esta normativa esconde, desgraciadamente, la realidad de muchas personas. Ante esta situación cabe preguntarse si hay suficientes plazas en los albergues para los indigentes.
La Plataforma The City Belongs to Everyone denuncia que existen únicamente 6.000 plazas de albergue en toda la capital húngara, con lo que los servicios sociales no dan abasto. La asociación calcula que más de 4.000 personas quedan a la intemperie.
El gobierno lo niega, alegando que "hay suficientes plazas en los albergues para cobijar a los sintecho tanto por el día, como por la noche."
El gobierno, que llegó al poder bajo el eslogan de "ley y orden", ha sido acusado de llevar una cruzada contra los indigentes. El Ejecutivo defiende las medidas tomadas hasta ahora, alegando que se están llevando a cabo proyectos para mejorar la vida de los más desfavorecidos, como la creación de nuevos hostales que permitan tener una mayor intimidad, así como la creación de residencias especiales para personas alcohólicas o con trastornos mentales.