El debate en televisión entre los candidatos de las elecciones alemanas, que se presentaba como la última gran oportunidad del candidato socialista, Peer Steinbrück, se saldó con un empate, según la audiencia y la mayoría de los analistas. El primer sondeo de la cadena pública ARD reveló que el 44 por ciento consideró más convincente a Merkel y el 43 a Steinbrück.
El debate, moderado por cuatro periodistas, discurrió por los cauces previsibles que deseaba Merkel. Hubo discusión entre los candidatos y ambos tuvieron ocasión de fijar postura en temas como Siria, política fiscal, política energética y, sobre todo, Europa. Pero en este punto, como en otros muchos, las diferencias entre ambos fueron escasas.
Sobre la crisis de la zona euro, la canciller prometió que seguiría ayudando a países europeos en apuros, aunque dejó claro que no sería a cambio de nada, y rechazó especular sobre el tercer rescate griego. Su rival, mientras, presumió de oposición "leal" en este punto y coincidió con ella en la necesidad de políticas de consolidación fiscal en países como Grecia pero rechazó aplicarlas en "dosis mortales". Alemania, subrayó luego el candidato socialdemócrata, fue ayudada "de forma masiva" después de la II Guerra Mundial y tiene ahora una "responsabilidad" en Europa.
También hubo acuerdo sobre Siria. La canciller descartó la participación alemana en un eventual ataque militar contra Damasco liderado por EEUU, pero subrayó que la comunidad internacional está obligada a dar una respuesta clara. Steinbrück también lo descartó y añadió que "lamentaría" que EEUU decidiera emprender una acción unilateral sin un mandato previo internacional.
Los momentos de mayor discrepancia se vivieron en el apartado sobre el espionaje, tema que ha acaparado la campaña en las últimas semanas, y, sobre todo, en la discusión de los ejes económicos de los programas de ambos partidos. En materia fiscal, Merkel defendió las políticas de empleo como mejor remedio para incrementar los ingresos y rechazó subidas impositivas. Steinbrück optó por defender las medidas incluidas en su programa, con incrementos de impuestos para las rentas más altas con el fin de financiar políticas sociales.
Los pactos tras las elecciones
Al final del debate, los cuatro moderadores preguntaron por el escenario poselectoral, recordando al candidato socialista sus pobres resultados en las encuestas. Steinbrück, que con optimismo recordó que aún quedan "veinte días" para las elecciones y que los "análisis" hay que hacerlos después, fue categórico al rechazar un posible acuerdo con Die Linke, la facción a la izquierda de su partido y la única fórmula que hoy por hoy le acerca a la cancillería, en combinación con sus socios de siempre, Los Verdes.
Tajante, Steinbrück recordó el variado origen de la coalición de izquierdas, formada, entre otros, por exmiembros del SPD y "comunistas". Afirmó que él "no quiere gobernar Alemania" en esa compañía y destacó que una alianza así en el Gobierno "dañaría la reputación" del país. Ni cuando la periodista le preguntó si preferiría quedarse fuera del poder a pactar con ellos cedió el socialista, consciente de que esa coalición podría espantar a buena parte de su electorado más moderado.
Por su parte, Merkel reiteró que su opción de gobierno es un pacto con los liberales, sus socios actuales. Preguntada con insistencia sobre un posible pacto con los socialistas, insistió en que una alianza con el FDP, como ahora, es "lo mejor" para Alemania.
Ninguno de los dos quiso decir si entra en sus planes reeditar una gran coalición. Merkel, incluso, aprovechó para lanzarle un dardo a su rival, recordando que Steinbrück lo ha rechazado en varias ocasiones con el argumento de que sería "malo" para su partido. "Para mí lo primero es el país, sus ciudadanos, y luego el partido", le dijo. La opción, sin embargo, parece cada vez más próxima a la luz de los sondeos y la sintonía que en ocasiones exhibieron los rivales, excompañeros de gobierno en el primer Ejecutivo de la canciller.