La iniciativa del diputado de UPyD, Francisco Sosa Wagner, de pedir a Europa que investigue la muerte del disidente cubano Oswaldo Payá no ha encontrado buena acogida entre los diputados españoles en la Eurocámara. Mientras que los socialistas y el PNV se niegan abiertamente a secundar la petición de investigación, en las filas populares, el asunto ha abierto una brecha entre quienes, en obediencia al Gobierno de Rajoy, prefieren guardar silencio y aceptar la versión oficial publicitada por los Castro y quienes, con más o menos descaro, piden que se hurgue en la verdad.
Días después de que la hija del disidente fallecido, Rosa María Payá, haya señalado en varios medios, como el programa En Casa de Herrero de esRadio, al Gobierno español por haber dado crédito a la versión de los Castro, en la delegación española del PP en el Parlamento Europeo todavía se susurra qué hacer con este molesto asunto. Si bien se multiplican las voces de los que, como Alejo Vidal-Quadras, se aferran a los principios de siempre, los mismos que los llevaron a luchar por que Payá fuera galardonado con el Premio Sajarov de los Derechos Humanos en 2002, las elecciones de 2014 para renovar el cartel europeo están a la vuelta de la esquina y tampoco faltan quienes prefieren pasar de puntillas por el asunto. No quieren contravenir la voluntad del ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, que es, a fin de cuentas, quien tiene la última palabra sobre quién gana y quién pierde el preciado escaño en Bruselas y Estrasburgo.
Si los eurodiputados socialistas no han vacilado a la hora de negarse a secundar una petición de investigación, el asunto está siendo mucho más espinoso entre las filas populares, donde todavía muchos, ya contactados por el despacho de UPyD, no han querido fijar postura oficial.
Mientras que los socialistas se escudan en la forma -fuentes de su delegación explicaron a este diario que la UE "no tiene competencia para abrir una investigación"-, en opinión de Sosa Wagner, la tibieza de algunos populares se explica por "un enjuague muy sencillo: se trajeron a Carromero a España a cambio de no armar lío". Por eso, se desprende de sus palabras, en Bruselas todavía siguen pensando si obeceder al Gobierno o a su estómago.
Con el jefe de filas, Jaime Mayor Oreja, volviendo de Roma y la hija de Payá a pocas horas de aterrizar en el Parlamento Europeo, sin embargo, han sido varios los que han dado un paso al frente y que según cuentan a LD desde el despacho de Sosa Wagner, han mostrado curiosidad por la declaración escrita con la intención de apoyarla. Pero quedan dudas de cuánto estarán dispuestos a mojarse otros históricos defensores de la disidencia cubana. En ese sentido, la presencia de la hija de Payá en los despachos de Bruselas podría terminar de convencerlos.
Presión al hombre de Rosa Díez
La presión desde Madrid es grande. Según fuentes populares consultadas por este diario, el Ministerio de Exteriores se está moviendo no sólo para frenar una potencial investigación, sino incluso para tratar de minar el empeño de UPyD para esclarecer los hechos. "Han pedido que se investigue la actuación de Rosa Díez cuando el PP propuso a Payá como Sajarov", ilustran. Díez, entonces voz cantante de la delegación socialista de Zapatero, podría no haberse movido demasiado.
Francisco Sosa Wagner, el eurodiputado del que ha partido esta iniciativa de llegar a la Alta Representante para la Política Exterior, Catherine Ashton, y pedirle que constituya una comisión de investigación es el único diputado con el que cuenta UPyD en la Eurocámara y, como tal, carece del soporte de ningún grupo político. Por eso, como diputado independiente necesita cosechar el respaldo de nueve diputados de tres grupos distintos para poder siquiera presentar una declaración escrita. Sin duda, lo conseguirá, pero él pretendía hacerlo "sin dejar fuera a nadie", secundado por los españoles y con el apoyo de personas claves como el diputado popular José Ignacio Salafranca, hombre fuerte dentro de la comisión de Exteriores, y veterano lazo de unión entre Latinoamérica y Parlamento Europeo que, en 2010, se partió la cara por que el disidente Guillermo Fariñas ganara el Premio Sajarov pese a las reticencias de otros grupos.
Una vez con esos apoyos, Sosa cuenta con tres meses para convencer a la mitad más uno del Pleno de diputados para que la firmen.