Tres horas antes de dejar de ser Papa, Benedicto XVI ha dejado el Vaticano en helicóptero. Cuando vuelva para instalarse en el convento de clausura en el interior de los muros vaticanos ya habrá un nuevo Pontífice y él será ya "Papa Emérito o "Sumo Pontífice emérito".
En un ambiente de gran emoción, el Papa ha abandonado el Vaticano entre la ovación y las lágrimas de los trabajadores y colaboradores de Benedicto XVI. La Guardia Suiza le rindió honores mientras era despedido por Tarcisio Bertone y Angelo Sodano. En el momento que sonaron las cinco de la tarde comenzaron a repicar todas las campanas de la ciudad de Roma como homenaje al Pontífice alemán.
Ayer se pudo despedir emocionado de cientos de miles de fieles que le acompañaron en la última audiencia pública. Los peregrinos le ovacionaron durante minutos y levantaron al aire cientos de pancartas de agradecimiento por su pontificado. Por su parte, Benedicto XVI se despidió de ellos en varios idiomas. "Estoy verdaderamente conmovido y veo a la Iglesia viva", les dijo. Además, recordó que "no regreso a la vida privada, a una vida de viajes, reuniones, recepciones, conferencias. No abandono la cruz, sigo de un nuevo modo junto al Señor Crucificado".
En helicóptero a Castel Gandolfo
Ya este jueves, su último día como Papa quiso despedirse de todos los cardenales, uno a uno, que estaban en Roma, ya un gran número de los que participará en el Cónclave. Así, Benedicto XVI ha prometido delante de ellos "obediencia incondicional" a su sucesor y les ha prometido oraciones "especialmente en los próximos días para que estéis totalmente iluminados por el Espíritu Santo en la elección del nuevo Papa".
A las 16.45 el todavía Pontífice se ha despedido de sus colaboradores más cercanos y las 17 horas se ha montado en el Vaticano en un helicóptero con destino a Castel Gandolfo donde estará alojado durante el Cónclave y mientras se termina la reforma de la que será su nueva residencia en la que se dedicará a la "oración".
En Castel Gandolfo, Benedicto saludó brevemente a los presentes y dijo estar" feliz por estar con vosotros". "Este es un saludo distinto, ya no soy Pontífice, lo soy hasta las ocho. Soy un peregrino que inicia la última parte de su peregrinaje". Antes de dar la bendición a los cientos de fieles que le esperaban dijo trabajar "por el bien de la Iglesia y del mundo". "Gracias por vuestra compañía", se despidió.
Mientras tanto, a la misma hora que abandonaba su residencia durante estos casi ocho años ha publicado su último tuit antes de que su cuenta sea eliminada. Será cosa del nuevo Papa el decidir si quiere tener cuenta en esta popular red social.
La Guardia Suiza le custodiará hasta las 20.00
En Castel Gandolfo el Papa seguirá escoltado por la Guardia Suiza, protectores personales del Pontífice, hasta las 20 horas. En ese momento, los guardias se retirarán y ya no le custodiarán por lo que a partir de ahora su seguridad estará a cargo de la Gendarmería italiana. Además, en esta ciudad cercana a Roma el Papa ha saludado a los fieles que allí se han congregado.
Posteriormente, las puertas permanecerán cerradas y el ya Papa Emérito no participará en acto alguno y dejará todo el protagonismo a los cardenales que deben participar en el Cónclave. El mismo Benedicto ha repetido que no quiere influir para nada en la elección y de hecho el propio portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, ya ha explicado que conocerá quién será su sucesor de la misma manera que el resto del mundo, cuando el cardenal protodiácono salga al balcón de la Basílica para anunciar el ya conocido "Habemus Papam".
Con sencillez y sin hacer ruido. Tal y como es él, "como un humilde servidor de la viña del Señor". Así se ha despedido Benedicto XVI. Deja el Vaticano y cuando acabe su jornada laboral a las 20 horas dejará de ser Papa. Sin embargo, su legado estará ahí. Sus casi ocho años de Pontificado quedarán ahí para siempre: sus homilías, sus escritos, sus viajes, las JMJ y sobre todo su saber hacer. Además, Benedicto XVI, como seguirá llamándose, podría sorprendernos a todos con un texto sobre la fe, encíclica que estaba preparando para el Año de la Fe pero que no ha dado tiempo para que pueda ver la luz durante su Papado.