Los ministros Agricultura de los Veintisiete buscan un sistema para facilitar que se pueda seguir el rastro de la carne de caballo indebidamente etiquetada, un escándalo que ha adquirido dimensiones europeas y que ya ha llegado a nuestro país, donde se han detectado los primeros problemas en comida precocinada. Tal y como confirmaba este mismo lunes al llegar a Bruselas el ministro Miguel Arias Cañete, se ha hallado ADN de caballo en el relleno, vendido como producto vacuno, de los canelones de la marca La Cocinera, de la multinacional Nestlé.
Además, IKEA también ha admitido que en sus tiendas de República Checa, Reino Unido, Portugal, Holanda y Bélgica, se han vendido 760 kilos de albóndigas que, etiquetadas como cerdo y ternera, contenían carne de caballo. La empresa sueca ha retirado el lote de las tiendas de alimentación sueca y restaurantes de sus tiendas, también en España, hasta tener nuevos análisis. "Se trata de un lote muy concreto", han asegurado a Europa Press en fuentes de Ikea Ibérica.
Aunque comenzó en Reino Unido como un caso aislado de fraude en el etiquetado, el problema ha ido creciendo en las últimas semanas y se ha convertido en una auténtica emergencia europea. Aunque las normas existentes ya contemplan que el etiquetado permita seguir la pista de la carne de ternera congelada y sin congelar, los ministros quieren mejorar la trazabilidad de otro tipo de carnes procesadas, por lo que la Comisión Europea, jaleada principalmente por el Gobierno francés, pondrá encima de la mesa una legislación endurecida de aquí a final de año.
Sin embargo, el ministro español, que se felicitaba por la calidad de los controles que ha llevado a cabo España, que permitieron el hallazgo del primer caso positivo en la mencionada carne de canelones, defiende que las normas existentes ya permiten "seguir la trazabilidad, identificar a los proveedores y proteger al consumidor". Por eso, más que nuevas normas, pide que Europa haga cumplir las existentes. "¡Que caiga todo el peso de la ley sobre aquellos que la han infringido!", pedía, enérgico, minutos antes de encontrarse con sus colegas europeos.
Del fraude a la salud pública
El escándalo de la carne de caballo es, como indicó Bruselas cuando estalló el primer caso, un problema de fraude en el etiquetado y no de salud pública. El problema apareció cuando, además, se detectó en algunos casos que los caballos estaban dopados y que en su carne aparecían restos de un analgésico llamado fenilbutazona.
Ante el problema creciente, la UE se puso manos a la obra y, tras varias reuniones de expertos, ordenó controles a nivel europeo para detectar la posible presencia de sustancias nocivas, además de carne falsamente etiquetada (también en países donde el problema no había aparecido).
Aunque España se ha adelantado al detectar en su territorio casos de carne equina vendida como ternera –los famosos canelones-, el programa europeo arrancará oficialmente con unas pruebas el próximo 1 de marzo. Los tests podrán durar entre uno y dos meses, y los primeros resultados deberían hacerse públicos el 15 de abril.