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Hillary Clinton obtuvo más votos que Trump

La candidata demócrata se alzó con la victoria del voto popular, algo estéril para lograr la presidencia de los EEUU.

La candidata demócrata se alzó con la victoria del voto popular, algo estéril para lograr la presidencia de los EEUU.
Hillary Clinton, durante su discurso de aceptación de la victoria de Trump | EFE

Donald Trump ha sido el ganador de las elecciones y se convertirá en el nuevo presidente de los EEUU, además lo ha hecho con una clara victoria frente a Clinton al conseguir 289 compromisarios por los 218 obtenidos por Clinton (a falta de que se decidan los Estados de New Hampshire, Michigan y Minesota). Este hecho puede parecer contradictorio con otra realidad:que Hillary Clinton haya sido la candidata más votada en EEUU con una diferencia de alrededor de 250.000 votos.

A falta de que se complete el escrutinio, Clinton atesora un total de 59.606.287 votos (el 47,7%) frente a los 59.399.248 apoyos recibidos por Trump (el 47,5%), pero como recordaba este mismo jueves por la tarde un portavoz de la Casa Blanca, el voto popular no entrega las llaves de la Casa Blanca.

Esto se debe al sistema electoral norteamericano, donde los electores no eligen directamente al presidente, sino a un número de compromisarios en cada estado que emitirán los votos electorales en su nombre. Así, para ganar las elecciones, el candidato debe obtener la mayoría absoluta de estos votos electorales.

En total hay 538 compromisarios repartidos en los 50 estados, según su población. El ganador ha de tener, al menos, 270. Cada estado asigna al candidato ganador el total de los compromisarios en juego. Veamos el ejemplo de Florida donde Trump ganó y se hizo con los 29 votos electorales en juego. Clinton hizo lo propio en otros estados donde se proclamó vencedora, como California donde había 55 votos electorales en juego.

Este sistema representativo es de suma importancia a la hora de analizar no sólo los resultados, sino también la campaña. Cada candidatura intensifica sus acciones electorales en aquellos estados donde tienen la posibilidad de dar un vuelco a las previsiones. Así, la agenda de Trump y Clinton ha estado plagada de actos en enclaves como Florida, donde el voto estaba más divido y han dejado de lado otros donde su victoria estaba más que asegurada (como Texas para los republicanos o Nueva York para los demócratas) y la participación era de menor importancia para los candidatos.

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