Las mejores cabeceras de series de televisión
Son el preludio perfecto de lo que se viene encima. Las series de televisión empiezan en el segundo 0, en las llamadas "cabeceras", esos montajes de video, fotografía, composiciones artísticas y música en perfecta armonía. Pócimas que hay que beber para entrar por la puerta de estos micromundos geniales que echan por la tele. En las cabeceras arranca el juego (de tronos), la incomodidad o la crueldad del pozo de la condición humana... La música sin duda es la tecla que activa el mecanismo. Desde Tom Waits, a The Handsome Family, "A Beautiful Mine", de RJD2 (Mad Men), Angelo Badalamenti, Bear McCreary and Richard Gibbs...
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True Detective
La serie sensación de 2014 es True Detective, le pese a quien le pese. Sus títulos de crédito son un viaje al fondo de la mente y de la América rural, y están preñados de toda la simbología religiosa y angustiada de la serie de Nic Pizzolato. La canción, Far from any road, de The Handsome Family, acaba impregnándolo todo.
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Juego de Tronos
A Ramin Djawadi no le ha costado mucho desembarazarse del San Benito de "alumno de Hans Zimmer". A ello han ayudado melodías tan poderosas como la que abre Juego de Tronos, aunque también su trabajo en diversas películas de éxito. Los distintos Reinos o escudos van cambiando según el capítulo, aunque todos ellos se van construyendo ante el espectador como si de un juego mecánico se tratase.
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Orange is the new black
Los de Orange is the new black, adornados por el tema de Regina Spektor "You've Got Time" y diseñados por Thomas Cobb, muestran rostros de mujeres encarceladas "reales", adoptando todas ellas diferentes expresiones, pero no del elenco de actrices protagonistas. Y a través de sus distintas miradas, rasgos y cicatrices conocíamos el tema de la serie, el drama de todas ellas.
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A dos metros bajo tierra
La emotiva y un punto juguetona música de Thomas Newman, recién salido de American Beauty (escrita por Alan Ball, creador de la serie) adornan unos títulos repletos de simbología y metáforas sobre la muerte, aunque no necesariamente en su vertiente siniestra o terrorífica: en A dos metros bajo tierra el drama y la comedia surgían del propio oficio de sus protagonistas, regentes de una funeraria.
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Superagente 86
De entre todos los de las series clásicas, los títulos de Superagente 86 son unos de los más divertidos e icónicos. Don Adams atraviesa una sucesión de puertas hasta la famosa cabina de teléfonos que lo arroja fuera del plano, estableciendo el tono.
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Mad Men
Mad Men es una de las series más sofisticadas de la televisión, y eso se nota desde el comienzo de sus títulos, que acaban con una sombra precipitándose al vacío entre imágenes de consumo masivo, las mismas que fabrica Don Draper, un creativo publicitario en la aparentemente próspera Nueva York de los 50. Que el tema que adorna los títulos de una serie de época sea uno ideado para un rap de Aceyalone es uno más de los enigmas de la serie.
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La malograda Carnivale de HBO es considerada por muchos como una heredera directa de Twin Peaks, y lo cierto es que corrió similar suerte. Cancelada prematuramente en su segunda temporada, sus títulos mezclaban cartas del tarot con imágenes de archivo de la Gran Depresión, sugiriendo el verdadero tema tras sus tramas: el de una eterna batalla del Bien contra el Mal.
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Dexter
Obra de Digital Kitchen, una de las principales factorías en esta disciplina, los títulos de Dexter mostraban a base de planos detalle hiperrealistas, el ritual mañanero y cotidiano del protagonista, trazando inquietantes paralelismos con sus "otras" y sangrientas actividades. Sólo al final nos revelaba su rostro inquietante y la ubicación del relato, en medio del soleado Miami.
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Downton Abbey
La serie británica que arrasa en todo el mundo, Downton Abbey, narra la vida de la familia Crawley, unos aristócratas con un extenso servicio trabajando en las calderas de su mansión. Algunos de sus rincones y lugares, en los que apenas vislumbramos presencia humana, nos introducen a ritmo de piano en el clima de emociones y aflicción de un buen drama de época.
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Los Sopranos
Gandolfini sale del tunel de Lincoln y recorre Nueva Jersey de camino a casa, con un puro cubano entre los labios y a ritmo de un remix de "Woke Up this morning" de Alabama 3. En el retrovisor queda Nueva York, otro mundo completamente distinto al de las afueras. Nos movemos en los márgenes de lo conocido, y unos títulos que establecen ese punto macarra y masculino, que nos ofrecen destellos de la personalidad del protagonista, un mafioso agobiado por los problemas de su "trabajo", nos lo demuestran.
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True Blood
La recién finiquitada True Blood tenía unos títulos de crédito obra de Digital Kitchen cuyo gusto por el símbolo y la metáfora era herencia de Six Feet Under, también de Alan Ball. A buen ritmo gracias a Bad Things de Jace Everett se mezclaban imágenes turbadoras y sexualizadas de la América Profunda, que remitían directamente al racismo y la represión del Ku Klux Klan y cuya textura granulosa nos recordaba lo cerca que La Matanza de Texas está de hacerse realidad.
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Twin Peaks
Con una nada sutil referencia al número de habitantes de la ciudad, y bajo los suaves pero misteriosos acordes de la música de Angelo Badalamenti, los títulos de Twin Peaks presentaban imágenes bucólicas de la industria y la naturaleza del pueblo, sin enanos ni habitaciones rojas. Oh, no. Eso vendría después.
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