Educación: diez libros imprescindibles

Alicia Delibes recomienda diez textos cruciales para comprender cómo hemos llegado hasta aquí.

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'Emilio', de Jean-Jacques Rousseau (1762)

"Si no se lee el Emilio de Rousseau es que no se entiende nada de lo que ha pasado con la educación. Tuvo una influencia enorme en lo que se llamó la pedagogía moderna, progresista (...) Todo lo progre viene de ahí"

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'Cinco memorias sobre la instrucción pública', de Condorcet

"Condorcet es un poco lo contrario a Rousseau. Las dos corrientes que han llegado hasta ahora, de si la escuela debe ser para educar al ciudadano o sólo para instruirle, aparecen en esta contraposición entre Condorcet y Rousseau"

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'Entre el pasado y el futuro', de Hannah Arendt (1961)

En 1958 Arendt dio en Alemania una conferencia sobre la crisis de la educación en EEUU, país en el que residía en aquel entonces. A Delibes le costó encontrarlo, y cuando lo hizo se quedó "bastante sorpendida": "Cuando describe los problemas de la crisis de la educación norteamericana resulta que eran los mismos que en este momento detectaríamos en la crisis de la educación española"

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'El conocimiento inútil', de J-F Revel (1989)

Delibes sostiene que, en el célebre capítulo "La traición de los profes" de este libro", Revel explicó las consecuencias de la revolución educativa que generó Mayo del 68.

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"Educación pública", de L. G. Llorente (2000)

Aquí, Llorente cuenta con bastante sinceridad y "cara dura" el modelo educativo que implantaron los socialistas en España.

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G. Steiner y C. Ladjali, "Elogio de la transmisión" (2005)

Un libro muy bonito que refiere las experiencias de una profesora de Literatura en un instituto de una zona conflictiva de los arrabales de París

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'La buena y la mala educación', de I. Enkvist (2011)

En esta obra, Enkvist habla de varios modelos de enseñanza, incluido el finlandés, que está en boca de todo el mundo y se basa en la exigencia.

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'La alternativa pedagógica', de A. Gramsci (1972)

Gramsci, comunista convencido y referente de los cabecillas de Podemos, pone al día las enseñanza de Rousseau. Porque el progresismo rousseauniano le disgustaba