Grandes batallas de la Historia de España
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Batalla de Munda - 45 a.C
En los campos de Munda, cerca de la actual Montilla (Córdoba) se decidió la suerte de Roma. En ella pelearon Julio César contra Pompeyo. Ganó el primero y la historia fue la que fue, a los emperadores se les empezó a llamar césares, y no pompeyos. A César le costó mucho vencer, tanto que a punto estuvo de suicidarse antes de caer derrotado. Pero un golpe de suerte o, mejor dicho, de caballería cambió el signo de la batalla. A su regreso, el victorioso general hizo que le nombrasen dictador perpetuo. En cierto modo, el Imperio Romano nació en España. En la imagen Julio César dirige la carga de la Legión X Equestris en el momento álgido de la batalla en una ilustración a cargo de Giuseppe Rava.
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Batalla de Guadalete - 711
Mediado el verano del año 711 se produjo una de las batallas más decisivas de la historia de España, la de Guadalete. Se enfrentaron el rey visigodo don Rodrigo y el caudillo musulmán Tarik Ben Ziyab. Ganó Tarik y se perdió España durante varios siglos. La batalla tuvo lugar junto al río Guadalete, en lo que hoy es la provincia de Cádiz. No se conocen demasiados detalles sobre la batalla en sí, sólo que se perdió y que los moros, una vez vencido el ejército visigodo, se derramaron por lo que había sido la Hispania romana. Mucho tiempo después, en el siglo XIX, el pintor valenciano Salvador Martínez Cubells recreó la batalla en óleo tal y como se ve en la imagen.
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Batalla de Covadonga - 722
Tras la batalla de Guadalete los moros invadieron toda España. Pocos años después lo que quedaba de la nobleza goda se levantó contra los ocupantes en las montañas cantábricas. La primera batalla ganada contra los musulmanes fue la de Covadonga, una pequeña escaramuza cerca de Cangas de Onís que, sin embargo, tuvo una gran influencia en la historia, ya que se pronto se consideró como el momento fundacional de la nueva España que tendría que reconquistarse a los musulmanes. El que hizo posible la victoria de Covadonga fue el rey Pelayo (en la imagen pintado por Madrazo) que fundó el reino de Asturias, al que seguiría el de León, luego el de Castilla y León y más tarde el de España.
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Batalla de las Navas de Tolosa - 1212
Si en Guadalete se perdió España, en las Navas de Tolosa, que tuvo lugar 500 años después, se recuperó. Combatieron tres reyes cristianos de un lado (el de Castilla, el de Aragón y el de Navarra) y el miramamolín almohade del otro. La batalla permitió a los cristianos conquistar Andalucía y selló el fin del predominio musulmán en la península. Tuvo lugar en la ladera sur de Sierra Morena, en la provincia de Jaén. En la imagen el rey de los navarros, Sancho VII el fuerte, salta a caballo las cadenas que protegían la tienda del miramamolín. Desde entonces el escudo de Navarra ha consistido en unas cadenas sobre fondo rojo y una corona.
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Batalla de Aljubarrota - 1385
Portugueses y castellanos midieron sus fuerzas en Aljubarrota, una villa entre Leiria y Alcobaça. Ganaron los portugueses, en especial su rey, Juan I, que se consolidó como monarca y dio comienzo a la dinastía de Avis, que duraría dos siglos hasta la unión con España en 1580. En Portugal la victoria de Aljubarrota fue recibida con júbilo ya que garantizaba la independencia lusa del expansionismo castellano. El rey encargó la construcción de un gran monasterio dedicado a Santa María de la Victoria. El monasterio, levantado en estilo gótico tardío, se conoce como el de Batalha, ya que junto a él se fundó una ciudad.
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Batalla de Ceriñola - 1503
Españoles y franceses se peleaban a principios del siglo XVI por el sur de Italia. Al frente de las tropas españolas se encontraba Gonzalo Fernández de Córdoba, más conocido como el Gran Capitán. La batalla de Ceriñola decidió la hegemonía española sobre Italia durante algo más de dos siglos, hasta los acuerdos de Utrecht firmados en 1714. Ceriñola marcó también el inicio de la España Imperial, desde aquel momento la infantería española se convirtió en una máquina de ganar batallas, cosa que estuvo haciendo durante siglo y medio. En la imagen el Gran Capitán revisa el campo de batalla en un célebre cuadro de Madrazo. Entre los muertos se encontraba el general francés, Louis d'Armagnac, duque de Nemours, a quien Fernández de Córdoba rindió honores y ordenó enterrar con el máximo respeto.
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Batalla de Otumba - 1520
Si Hernán Cortés y su menguada tropa no hubiesen vencido en la batalla de Otumba la historia de América (y la de España) hubiese sido muy diferente. El 14 de julio de 1520 el capitán español se midió contra las fuerzas muy superiores del imperio azteca. Salió vencedor gracias a una coalición que concertó con otros pueblos sometidos por los aztecas y a grandes dosis de ingenio militar. Tras la batalla Hernán Cortés se convirtió en el hombre más poderoso de México y en el único capaz de derrocar al tatloani azteca, cosa que hizo un año después tras un asedio de tres meses.
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Batalla de Pavía - 1525
La de Pavía fue la segunda de las grandes batallas por la hegemonía europea que sostuvieron españoles y franceses durante el siglo XVI. En las tres Francia fue derrotada. La batalla tuvo lugar junto a la ciudad de Pavía, a 30 kilómetros de Milán, esta vez por el control del estratégico Milanesado. Francia se lo que quería anexionar a modo de compensación tras la elección de Carlos I de España como emperador del Sacro Imperio. El rey de Francia fue capturado vivo y conducido hasta España, donde fue encerrado en una torre de Madrid hasta que capitulase.
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Batalla de San Quintín - 1557
El ejército español humilló por tercera vez consecutiva en menos de medio siglo al francés en la batalla de San Quintín. Transcurrió el 10 de agosto de 1557, día de San Lorenzo, en la ciudad de San Quintín, al norte de Francia, no muy lejos de la frontera con Flandes, controlado entonces por los Tercios españoles. Aunque los franceses eran más del doble que los españoles, fue un paseo militar los segundos. Por culpa de la ineptitud del general galo, el duque de Montmorency, supuso una auténtica carnicería para los franceses que perdieron tres cuartas partes de su ejército en el lance. A modo de homenaje Felipe II mandó levantar el monasterio de San Lorenzo de El Escorial en las cercanías de Madrid.
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Batalla de Lepanto - 1571
La de Lepanto fue, en palabras de Cervantes (que intervino en ella como soldado), "la más alta ocasión que vieron los pasados siglos". Marcó el punto álgido de la hegemonía española en el mundo. Tuvo lugar en Grecia frente a la ciudad de Naupacto. Se enfrentaron los turcos y una alianza cristiana auspiciada por el rey de España. La derrota otomana puso freno al expansionismo turco en el Mediterráneo occidental y consagró a España como potencia marítima de primer orden. Los artífices de la victoria fueron Juan de Austria, Álvaro de Bazán y Luis de Requesens.
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Batalla de Rocroi - 1643
Si Ceriñola marcó el amanecer del poderío español en Europa Rocroi hizo lo propio con su ocaso. En 1643, tres años después de las revueltas en Cataluña y Portugal, los tercios sitiaron la villa de Rocroi, en las Ardenas. Francia acudió al rescate e inflingió una decisiva derrota al ejército español que comandaba el portugués Francisco de Melo. A partir de Rocroi España, agotada y arruinada tras siglo y medio de guerras, se pone a la defensiva en todos los frentes. Durante la segunda mitad del siglo XVII hasta la guerra de sucesión la corona va acumulando derrotas en el campo de batalla que se traducen en la retirada de España del tablero europeo al comenzar el siglo XVIII.
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Batalla de Villaviciosa - 1665
Conocida en Portugal como batalla de Montes Claros, fue la última de las batallas que decidieron la separación definitiva de Portugal. El ejército español mandado por el marqués de Caracena penetró en el Alentejo y puso sitio a la plaza de Villaviciosa. Alfonso VI de Portugal reaccionó con rapidez, acudió en su auxilio y rompió el cerco haciendo huir a los españoles al otro lado de la frontera. Tres años más tarde Carlos II reconoció la independencia de Portugal mediante el Tratado de Lisboa, y así hasta hoy.
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Batalla de Almansa - 1707
La batalla de Almansa es una de las más célebres de la Guerra de Sucesión (1700-1714). Abrió las puertas del Reino de Valencia al ejército borbónico, que más tarde terminaría conquistando las Baleares y Cataluña. Después de la batalla Felipe de Anjou ordenó ocupar Valencia por las buenas o por las malas. La conquista de Játiva fue por las malas. El rey la sitio y le costó tanto tomarla que mandó que sus tropas la incendiasen. Los setabenses se vengaron siglos después colgando su retrato del revés, estado en el que, a día de hoy, permanece en un museo de la ciudad.
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Batalla de Trafalgar - 1805
La de Trafalgar, librada frente a las costas de Cádiz en 1805, supuso el canto del cisne del poderío naval español. El país sacrificó su flota, una de las más grandes de la época, para cumplir los deseos de Napoleón, que aspiraba a invadir Inglaterra. La combinada francoespañola perdió 22 navíos de línea y más de tres mil hombres. El que también murió fue el almirante Horatio Nelson lo que le convirtió en un héroe en el acto. La Armada española no se recuperaría del golpe. Pocos años después las colonias americanas declararon la independencia y España apenas tenía barcos para transportar tropas. Su influencia a largo plazo fue tal que Trafalgar es una de las grandes batallas no ya de la historia de España, sino de la historia universal.
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Batalla de Bailén - 1809
Cuando Napoleón ordenó invadir España no podía ni imaginar que al otro lado de Sierra Morena le esperaba un ejército preparado para el combate como el que comandaba el general Castaños. A mediados de 1809 el general Du Pont abandonó Madrid para conquistar Andalucía y rescatar la flota francesa que se encontraba apresada en Cádiz. En Bailén un ejército de 27.000 hombres con 25 cañones se lanzó sobre él y su tropa. La derrota francesa fue total y la primera que cosechó la Armée napoleónica en toda Europa. El descrédito obligó a José I a irse de Madrid y a Napoleón a venir personalmente a España a rematar una conquista que él creía fácil.
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Batalla de Ayacucho - 1824
Ayacucho, una pequeña ciudad peruana, fue testigo del fin del imperio español en América. España había ido perdiendo desde 1810 colonia tras colonia en América a causa de levantamientos por parte de las élites gobernantes. El último virreinato en perderse fue el del Perú. Una alianza del Río de la Plata, Chile y la Gran Colombia derrotó al ejército realista comandado por su último virrey, el jerezano José de la Serna. Después de Ayacucho los realistas volvieron a España o se avinieron a vivir en las recién nacidas repúblicas. De todo el tesoro americano sólo Cuba y Puerto Rico se salvaron, y no por mucho tiempo.
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Batalla de Santiago de Cuba - 1898
En 1898 el Gobierno envió una escuadra naval a Cuba a presentar una batalla que sabía que tenía perdida de antemano. La comandaba el almirante Cervera, que buscó refugio en el puerto de Santiago de Cuba. Fuera le esperaban dos flotas al mando del almirante Sampson. Se esperaba una derrota y así sucedió. El 3 de julio Cervera dio la orden de salir a mar abierto donde estaban esperando los buques americanos que cañonearon a los españoles sin piedad según iban saliendo por la bocana. Para evitar una carnicería inútil Cervera ordenó dirigirse a la línea de costa y embarrancar los buques. Al regresar a España Cervera fue juzgado por su actitud poco gallarda en la batalla.
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Batalla del Ebro - 1938
La del Ebro, librada en el verano y el otoño de 1938, fue la mayor, la más larga y la más sangrienta de la Guerra Civil. En abril de 1938 los nacionales partieron la zona republicana en dos. El Gobierno del Frente Popular trató de retomar la iniciativa atacando por el curso bajo del Ebro. En la batalla se enfrentaron casi 200.000 hombres (100.000 republicanos y 98.000 nacionales) auxiliados por cerca de 700 piezas de artillería y más de 500 aviones. Los republicanos contaban, además, con 120 carros de combate y vehículos blindados. Por sus dimensiones podría haber sido una batalla de la II Guerra Mundial, pero tuvo lugar en uno de los meandros del Ebro antes de su desembocadura. La victoria nacional terminó de decidir la guerra. Franco tomó primero Cataluña y, poco después, Madrid y la costa levantina.
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