Octubre de 2016. Se ponía fin a diez meses de bloqueo, inédito en la historia de España y casi sin parangón fuera de nuestro país, con la investidura de Mariano Rajoy. Respaldado por un sí de Ciudadanos y una desgarradora abstención del PSOE, el líder del PP daba las gracias desde la tribuna de oradores a Albert Rivera y, con su tono habitual, celebraba el acuerdo porque "en la vida es bueno ir haciendo amigos, de vez en cuando". El aludido sonrió desde su escaño.
Ha pasado poco más de un año, pero la escena suena muy lejana en este inicio de 2018 en el que, por sintetizar, populares y naranjas se han repartido garrotazos por asuntos de lo más variado: la prisión permanente revisable, la equiparación salarial entre cuerpos policiales, la gestión del 1-O o el dinero del FLA que habría servido para financiar el golpe secesionista. Para rematar, cargos locales y autonómicos del PP, preocupados por su futuro político, están pensando en buscar refugio en Ciudadanos. En privado, las críticas suben todavía más de tono.
Sobre Cataluña, han empezado las primeras grietas después del respaldo de Ciudadanos a la aplicación del artículo 155. "No se equivoquen de adversarios", le espetó Rajoy a Rivera este miércoles en la sesión de control, después de que el líder naranja le preguntara por el FLA y su posible utilización en el referéndum ilegal del 1 de octubre. "Si alguien me demuestra una factura falsa pagada por el FLA, rectificaré", añadió el presidente este jueves, todavía visiblemente molesto.
Una brecha que no es ajena a la dispar suerte de ambas formaciones en las elecciones catalanas del 21-D. Si Inés Arrimadas lograba el hito de ganar por primera vez, en votos y escaños, a los nacionalistas, Xavier García Albiol hundía a su partido hasta última plaza del Parlamento de Cataluña, sin los diputados suficientes para tener grupo propio. Desde entonces, el PP ha repetido hasta la saciedad dos peticiones. Una, la de que Ciudadanos le ceda un escaño para formar grupo, algo que ha encontrado siempre la negativa tajante de la formación naranja. Otra, la de que Arrimadas, aun sin votos, opte a una investidura que permita, entre otras cosas, que corra el plazo para llegar a la repetición de las elecciones autonómicas.
Y todo ello sin acuerdo sobre los próximos Presupuestos Generales del Estado, después de que hace unas semanas el secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, llamase al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para cancelar una reunión entre los equipos negociadores. Los de Rivera insisten una y otra vez en que si el PP no aparta a su senadora Pilar Barreiro, imputada por la trama Púnica, no habrá un sí a las cuentas públicas, mientras que el Ejecutivo ya está dejando entrever que tampoco pasaría nada por mantener prorrogadas las cuentas públicas de 2017.
No se prevé tampoco acuerdo alguno sobre una posible reforma electoral. De hecho, el PP aprovechó la sintonía entre Ciudadanos y Podemos para intentar desgastar a los primeros. De "sospechosa" calificó dicha relación Fernando Martínez-Maillo, que zanjó: "La reforma -planteada por dichas formaciones- dejaría sin voz a la España interior". El número tres del PP reclamó que gobierne "la lista más votada", un extremo pactado con la formación naranja.
Ni las víctimas se libran de la batalla
La pelea ha llegado, incluso, a una cuestión tan delicada como la de las víctimas del terrorismo. La tensión se trasladó el pasado fin de semana al homenaje anual a Gregorio Ordóñez en San Sebastián, en el que María Dolores de Cospedal remarcó que ellos "estaban" allí como habían "estado siempre". Como trasfondo, los nervios por el rumor de que asistiría Rivera y se volvería a ver así con José María Aznar, si bien finalmente el representante de la formación naranja fue Juan Carlos Girauta. Para Génova, es fundamental no perder la bandera de la firmeza contra ETA.
Pocos días después, el PP rechazó en el pleno del Congreso incorporar dos enmiendas parciales de Ciudadanos a su Proposición no de Ley sobre la memoria de las víctimas, algo que indignó a los diputados naranja. En una de ellas se abogaba por "vigilar la responsabilidad de las instituciones a la hora de frenar la radicalización violenta y actos de enaltecimiento del terrorismo" en clara referencia, entre otras cosas, a los homenajes a etarras que se siguen realizando en ayuntamientos del País Vasco.
Hay más cuestiones que están provocando el choque de ambas formaciones. Por supuesto, la prisión permanente revisable. El PP llegó a montar una convención en su defensa mientras en las redes sociales ponían de manifiesto las contradicciones del partido naranja en este sentido. "Ciudadanos no tiene las ideas claras ni los principios firmes", alertó el propio Rajoy.
Rivera, por su parte, intentará sacudir al Gobierno la próxima semana por su relación con el PNV. "¿Qué opinión le merece al Gobierno el desafío a la democracia planteado por el PNV con su nueva propuesta de un referéndum para la independencia", le planteará Girauta a Soraya Sáenz de Santamaría. "Todos tendrán que hacer un esfuerzo para construir respetando naturalmente los marcos y los procedimientos que nos hemos dado entre todo", se limitó a decir esta semana Rajoy, no sin dejar clara su sintonía con los nacionalistas vascos. Además, Cs llevará de nuevo la "politización de la Justicia" a las Cortes.
El PP minimiza la fuga de cargos a Cs
Y luego está la fuga de cargos del PP a Ciudadanos. En Génova la minimizan. "Nosotros no le damos ninguna importancia, estamos muy tranquilos", en palabras de Fernando Martínez-Maillo. Hasta la fecha, la dirección nacional asegura que se trata de dirigentes de salida o de segunda fila, principalmente en Andalucía y Extremadura. Si bien, preocupa la posibilidad de fichajes con cierto impacto como el de José Ramón Bauzá, que "tal vez nos haría más daño a nivel nacional que en Baleares propiamente dicho". Dicho esto, tanto Alberto Núñez Feijóo como Maillo afirmaron recientemente en tono burlón que, lo que es seguro, es que el PP no lanzará el lazo a algún cargo del partido naranja.
Tal y como publicó en su día Pedro de Tena en este diario, varios alcaldes del PP de Jaén se han marchado del partido y sopesan concurrir en las próximas elecciones como candidatos de Ciudadanos. Algo similar ha ocurrido en Extremadura. En Cáceres, se ha ido José Antonio Villalba, su expresidente. La que fuera consejera de Sanidad de la comunidad con José Antonio Monago, Jerónima Sayagués, ya no es del partido. Existen casos también en Galicia y en Cataluña.
Un contexto que, en palabras de Rivera, pone "en riesgo" la legislatura. Rajoy, de momento, no es tan pesimista. "No hay que ponerse en el peor de los escenario nunca", afirmó este jueves en el Foro ABC mientras su equipo recordó que la comunicación entre ambos sigue siendo fluida y se ven "cuando es necesario". El presidente remató: "Estoy muy tranquilo".