Mariano Rajoy quiso dejar claro que no piensa hacerse a un lado. La dirección nacional aseguró que "no" hay duda alguna en el partido sobre su liderazgo y le organizó un acto en Sevilla en el que cada cargo que subió al atril se mostró "orgulloso" de él y de su gestión. Las voces críticas únicamente se escucharon, a micrófono apagado, en los pasillos. "Siempre ha resistido y lo volverá a hacer", zanjaron las fuentes consultadas. El presidente actuó como si ya estuviera de campaña, con el tono y las consignas propias de quien en breve se enfrenta a las urnas. Nada dijo sobre corrupción y puso a Ciudadanos en la diana.
Frente a "dimes y diretes", el presidente reclamó a los suyos ponerse ya a buscar votos "barrio a barrio, casa a casa, a todas horas todos los días". E intentó insuflar ánimos en un momento en el que las encuestas apuntan a la victoria de Ciudadanos. "Esta no es una fuerza política de aficionados, es un partido muy curtido y muy bregado", destacó. "Ahora que todo el mundo habla de comunicación, nosotros tenemos muchas cosas buenas que contar mientras que otros no tienen nada", arengó a los suyos.
Según Rajoy, su "mejor carta de presentación" es la creación de empleo y la recuperación económica. "Es el aval de nuestra gestión", sacó pecho, burlándose de aquellos que opinan que enarbolar esa bandera ya no le da votos. "Dicen que la economía no importa. Nos irá bien, porque nos importa lo que le importa a todo el mundo", auguró. "El PP es sinónimo de empleo", le apoyó Juan Manuel Moreno, que hizo toda una loa a su jefe de filas. El líder de los populares andaluces, también con el mono de campaña, se comprometió a crear 600.000 puestos de trabajo en una legislatura si llega a la Junta.
El presidente se ocupó durante buena parte de su intervención de la economía, pero también sacó a colación otros temas que, en su opinión, demuestran que el PP es "el voto útil" frente a Ciudadanos. Fue muy vehemente a la hora de citar la prisión permanente revisable, que no apoyó la formación naranja. "Somos el partido de los resultados y de los principios y los valores. Y los defendemos sin desmayo, no nos vamos a cansar nunca", afirmó. Mentó también la "defensa de la Constitución" y dejó claro que no tiene intención de cambiarla. "Nosotros no frivolizamos con ella", añadió.
Aunque no citó expresamente a Albert Rivera, Rajoy le envió varios recados muy claros. En síntesis, acusó a Ciudadanos de no ser un partido fiable, de "oportunistas" y de "frivolizar" sobre cuestiones importantes. "Ya sabemos de las políticas de algunos y de otros, y esto es incluso peor, no sabemos qué podemos esperar porque nunca han gobernando y nunca han asumido ninguna responsabilidad porque así creen que así son más fuertes", se revolvió. Y emplazó una vez más a los suyos a dar "la batalla".
"Aquí todos hablan, pero quien toma las decisiones siempre es el PP", sentenció el jefe del Ejecutivo, que se erigió como el defensor de la unidad de España. Sobre el pulso separatista, reiteró que el artículo 155 de la Constitución seguirá vigente en caso de ilegalidad en la investidura del nuevo presidente autonómico. "Hay que formar un Gobierno que actúe dentro de la ley", proclamó. En este capítulo, lanzó también un dardo a Ciudadanos por no ayudar a los populares a tener grupo propio en la Cámara, lo que, a su juicio, da más poder a los independentistas. "Se lo tendrán que explicar a sus votantes y a los del PP", subrayó.
De lo que no quiso hablar Rajoy fue de corrupción. Los periodistas le preguntaron a la entrada del acto, una convención con cargos provinciales, y optó por guardar silencio. Ya subido al mitin omitió por completo la cuestión un día en el que el casoGürtelvolvió a abrir las portadas de los periódicos. Al comprobar la ofensiva de los partidos de la oposición en este sentido, Génova improvisó un canutazo de Carlos Roja, con Rajoy ya fuera de los focos, para defenderle y decir que el Gobierno sí lucha contra la corrupción. "Frente a otras formaciones políticas con calculadora", destacó previamente Moreno, "tenemos a un presidente que antepone los intereses de España a los del PP, y eso me hace sentirme orgulloso de él".