Mariano Rajoy reconoció que "la gente en el PP no está contenta" tras el batacazo electoral en Cataluña, pero se mostró convencido de que podrá frenar el posible ascenso de Ciudadanos en el resto de España. "El PP es un partido fuerte, bregado, que no se inventó en un cuarto de hora", destacó en rueda de prensa. Antes, pidió calma a sus barones autonómicos en el Comité Ejecutivo y les dejó claro que no piensa adelantar las generales. "Es lo que faltaba", transmitió, "el Gobierno sigue adelante". Ni rastro de asunción de responsabilidades.
El partido se mostró abatido. Y públicamente empezaron a escucharse las primeras voces críticas con Génova. "No podemos echarle la culpa a los demás del muy mal resultado obtenido por el PP en Cataluña", advirtió Alberto Núñez Feijóo, después de que la primera decisión del equipo de Rajoy, en plena noche electoral, fuera responsabilizar a Ciudadanos de su hecatombe. El barón gallego llegó a aplaudir el "enorme mérito" de Inés Arrimada, a la que consideró una "excelente candidata". Por su parte, Andrea Levy, rostro de la desolación de los populares,reclamó una reflexión "profunda, sincera y humilde" sobre lo sucedido. "Ha sido un desastre, y punto. Tenemos que despertar. Hay que recuperar la iniciativa", se sumó otro líder autonómico, ya en privado.
El presidente intentó tranquilizar a los suyos. Ciudadanos, aseguró, no se comerá al PP. Destacó que dicho partido ya lideraba la oposición en Cataluña y consideró que, en estos comicios en concreto, hubo una "concentración" del voto constitucionalista en Arrimadas porque le funcionó su apelación al voto útil. "Los resultados no son extrapolables", insistió a puerta cerrada, recordando otras elecciones en las que el voto útil era el PP, como las últimas generales o las gallegas. Y así seguirá siendo en las autonómicas y locales de 2019 y en las generales, auguró.
Dicho esto, el presidente dio por descontado que volverá el ruido y será puesto en tela de juicio en círculos políticos y mediáticos. Y por eso, tanto en el Comité Ejecutivo como después en rueda de prensa, quiso enfatizar que no habrá elecciones anticipadas. "Habrá mucha gente que las pida" pero "no tengo ninguna intención", destacó. "Las legislaturas son para 4 años, la gente no puede estar obligada constantemente a ir a las urnas", añadió ya a preguntas de los periodistas. Existe un Ejecutivo "tranquilo" y "en condiciones de gobernar", subrayó.
Ningún barón autonómico hizo uso del turno de réplica a pesar de las quejas que se escucharon a las puertas de Génova13. Además del presidente, únicamente tomó la palabra Xavier García Albiol para hacer un crudo análisis de lo ocurrido y asegurar que no dimite ahora para no dejar al partido en "una situación muy delicada". A Rajoy le planteó dimitir la misma noche electoral pero éste le pidió esperar y abrir el proceso de renovación del PPC más adelante, tal y como avanzó EFE. Prietas filas pero con los ánimos muy bajos, resumieron los propios protagonistas. Ni rastro de autocrítica más allá de constatar el nefasto resultado.
Diálogo dentro de la ley
El presidente no se escondió y después de reunir a los suyos convocó una rueda de prensa en el palacio de la Moncloa. Contestó numerosas preguntas de los periodistas y se mostró tranquilo. Escuchándole, en primera fila, los miembros de su gabinete con caras circunspectas. "Yo no apliqué el artículo 155 para tener un voto más o un voto menos. Cumplí con mi obligación", afirmó. Si bien, rechazó la tesis de que el PP haya sido castigado en las urnas por hacer uso de esta herramienta constitucional con el argumento de que Ciudadanos, a favor del 155, ha ganado en votos y escaños.
"Confío en que en Cataluña se abra a partir de ahora una etapa basada en el diálogo y no en el enfrentamiento, en la cooperación y no en la imposición, en la pluralidad y no en la unilateralidad", aseveró el jefe del Ejecutivo, que advirtió al futuro Gobierno autonómico de que no tiene otro camino que el que marca la ley. "Voluntad de diálogo constructivo, abierto y realista siempre dentro de la ley", repitió en varias ocasiones. Si bien, el pesimismo es más que palpable en el Ejecutivo ante el escenario político que se abre. "No aceptaré que nadie se salte la Constitución y el Estatut", se reafirmó Rajoy.
En este sentido, le preguntaron si se reunirá con Carles Puigdemont fuera de España, como así le ha solicitado. "Yo con quien tendría que sentarme es con la señora Arrimadas, que ha ganado las elecciones", contestó. De hecho, confirmó que había despachado telefónicamente tanto con ella como con Albert Rivera para felicitarles por el resultado electoral. "Tendré que hablar con aquella persona que ejerza la presidencia de la Generalitat", añadió. Pero antes "tendrá que tomar posesión de su escaño, ser elegido y estar en condiciones de hablar conmigo". Y, sobre la situación procesal de Puigdemont, remató: "Los políticos debemos someternos a la justicia como cualquier otro ciudadano".