Mariano Rajoy entiende que la prioridad tras el 21-D ha de ser echar a los independentistas de las instituciones catalanas. Sea como sea. "Lo importante es que no logren la mayoría absoluta y luego ya veremos cómo lo hacemos", según su entorno. Y, tras analizar el último barómetro del CIS y las demás encuestas públicas e internas y teniendo en cuenta los posibles vetos, en su equipo directo de colaboradores ven a Miquel Iceta con más posibilidades de convertirse en presidente que a Inés Arrimadas.
Así las cosas, Rajoy bendeciría la opción Iceta, con "más margen de negociación", en caso de ser necesario. De hecho, hay en Génova quienes la prefieren a la de Arrimadas, toda vez consideran a Ciudadanos un peligro real para el PP más allá de Cataluña. Una formación "oportunista" y "desleal" que juega "al regate corto" para "robarle" votos haciendo bandera de unas cuestiones con las que sabe que puede acercarse al "votante tradicional popular", tal y como denunciaron cuando Albert Rivera anunció su oposición al cupo vasco.
Con respecto al 21-D, el PP no tuvo más remedio que reconocer que Ciudadanos es entendido hoy en Cataluña como el "voto útil" del centro-derecha en Cataluña, y de ahí su desplome en los sondeos. Si bien, fuentes de la dirección nacional precisaron que sus encuestas internas no son tan desastrosas como el CIS para Albiol, que podría alcanzar los 10-11 escaños. Y esto repercutiría negativamente en la subida de Arrimadas mientras que Iceta superaría las previsiones de la encuesta gubernamental, según los cálculos de Génova. En todo caso, el golpe interno provocado por el CIS fue enorme.
Para tratar de recuperar posiciones, los populares repetirán con insistencia la idea de que sólo con ellos estará garantizada "la convivencia y la unidad de España". "Si no hubiera sido por el PP, el 155 no se habría podido aprobar", defendió este martes Rafael Hernando. Albiol y otros portavoces suelen recordar estos días cómo Ciudadanos rechazó en su día la utilización de este artículo "porque era matar moscas a cañonazos".
En este contexto, Rajoy volvió a recibir el respaldo de Theresa May, que siempre ha sido muy clara con respecto al pulso separatista catalán. "Es fundamental que impere el Estado de Derecho y que se respete la Constitución española", subrayó la primera ministra británica en una breve declaración conjunta, tras una reunión en el 10 de Downing Street. "Sin ley no hay democracia, lo que hay es una vuelta a los peores pasados de la historia de la humanidad", suscribió Rajoy.
Para el PP, un ejemplo más de que "ha sido Rajoy y no otros el que ha puesto en marcha el artículo 155" de la Constitución. El viernes, el presidente se pondrá de nuevo el mono de campaña y arropará a Albiol en una comida-mitin en Lérida.
Indignación en Ciudadanos
En Ciudadanos la indignación es máxima con la llamada "operación Iceta", sobre todo después de que el CIS situara al partido naranja con posibilidades reales de ganar las elecciones, algo que sería histórico en un partido nacido hace apenas una década, cuando logró tres escaños en el Parlament. En público y en privado insisten en que si los números dan para una alternativa constitucionalista debería ser presidente el líder del partido más votado de ese bloque, y estiman que todo obedece a una operación urdida por los socialistas catalanes que habrían "comprado" muchos medios de comunicación.
Todo ello pese a que ven muy difícil sumar con socialistas y el PP los 68 escaños que dan la mayoría absoluta, lo que daría a los comunes, la candidatura de Ada Colau y Pablo Iglesias que lidera Xavier Domènech, la llave del futuro Ejecutivo.
En el cuartel general naranja ya tienen un arsenal argumental contra Iceta, que Rivera y Arrimadas han ido desgranando en la precampaña. Destacan su papel de muñidor de los tripartitos con ERC, algo que no le daría credenciales para encabezar un Gobierno constitucionalista, y el hecho de liderar un partido que ha encadenado varios fracasos electorales cuando hace no mucho, justo cuando irrumpió Ciudadanos, ganaba las elecciones generales en Cataluña y tenía un papel determinante en la política autonómica.