Tensión en el Congreso de los Diputados. "Exijo que saque sus sucias manos de las instituciones catalanas", espetó Gabriel Rufián a Mariano Rajoy en la sesión de control. "Hemos amanecido con la Guardia Civil frente a casas de nuestros amigos. Usted y sus lacayos están deteniendo a cargos electos catalanes por sus ideas", denunció el representante de ERC, en relación a la operación de la Benemérita en varias consejerías del Gobierno catalán. El presidente, pausado, le contestó que seguirá cumpliendo con su obligación.
El jefe del Ejecutivo defendió la actuación de la Guardia Civil y acusó a Rufián de desconocer "lo que es" el Estado de derecho. "El Gobierno está haciendo lo que tiene que hacer, cumpliendo con su obligación, y lo hará hasta el final", subrayó, no sin precisar que "estamos actuando con proporcionalidad" a tenor de "las cosas que estamos viendo" en Cataluña. "Habla usted de amenazas, cesen las amenazas contra los alcaldes, concejales y personas que no piensan con ustedes", se revolvió Rajoy ante la críticas de ERC.
Concluido el tenso rifirrafe, los diputados de ERC abandonaron el hemiciclo entre abucheos. A gritos, algunos de ellos llamaron "fachas" a los representantes de Ciudadanos. "Golpistas", contestó Albert Rivera, quien instantes antes asentía desde su escaño ante la respuesta de Rajoy a Rufián. Ante esta situación, Ana Pastor tuvo que llamar al orden aunque sus advertencias surtieron poco efecto. Tras ERC, también se marcharon del hemiciclo los parlamentarios de PdCAT y de En Comú Podem.
El portavoz del PDeCAT, Carles Campuzano, aseguró en el Escritorio de la Cámara que su partido se está planteando "su continuidad" en el Congreso ante el "atropello" que, a su juicio, está ejerciendo el Estado en Cataluña con la detención de altos cargos por parte de la Guardia Civil. "Rajoy y el fiscal general del Estado no son conscientes de las profundas heridas que va a producir este intento de humillación de la sociedad catalana por parte del Estado", aseguró.
Por su parte, Xavier Domenech, que también mantuvo un durísimo encontronazo con Cristóbal Montoro, anunció que En Comú Podem participará en movilizaciones contra el "ataque" del Gobierno en Cataluña. Además, señaló que él y sus diputados "van a hablar" para decidir si se quedan o se marchan a Barcelona, porque consideran que en un momento como éste todos los catalanes deben de estar "unidos" y movilizarse. Ante el ministro de Hacienda habló de "guerra preventiva" por parte del Ejecutivo.
El PSOE se aclara: "Apoyamos al Gobierno"
Cataluña monopolizó por completo la que previsiblemente será la última sesión de control en la que participe Rajoy antes del golpe del 1 de octubre. Según fuentes de la Moncloa, el presidente no participará en el pleno de la próxima por su agenda internacional, que en teoría también le impedirá presidir el Consejo de Ministros.
Antes de que Rufián y el resto de independentistas catalanes caldearan el ambiente, Margarita Robles se vio en la obligación de reiterar al presidente el respaldo del PSOE ante el pulso separatista después de quedar rota la unidad durante la votación de un texto de Ciudadanos la jornada anterior. "El PSOE tiene un profundo sentido de Estado", afirmó la portavoz socialista, y de ahí que en más de una ocasión prometiera que este partido estará en "la defensa de la legalidad y del estado de derecho" y, en consecuencia, mantendrá su apoyo al Ejecutivo. Rajoy le agradeció la aclaración.
El PNV también interrogó al jefe del Gobierno sobre Cataluña. Aitor Esteban, sin perder en ningún momento las formas, le recriminó que "se escude detrás de los jueces o los fiscales" y avisó de que el conflicto "no se arreglará con amenazas o con la fuerza". En su réplica, Rajoy aseguró que la respuesta al golpe "no puede ser otra que la tomada" y reiteró que se está actuando "con sensatez, moderación y proporcionalidad".
Después de lo vivido en el pleno, el presidente se detuvo unos minutos ante los periodistas en los pasillos. "No hay ningún Estado democrático en el mundo que acepte lo que están planteando estas personas; estaban avisados, sabían que el referéndum no se podía celebrar porque es liquidar la soberanía nacional y el derecho que tienen todos los españoles a decidir lo que quieren que sea su país", razonó. "Lógicamente, el Estado tiene que reaccionar", se justificó, ante el alcance de la amenaza separatista.