Mariano Rajoy mantiene la invitación a Carles Puigdemont para que explique sus planes en el Congreso de los Diputados, pero tanto por escrito como públicamente le advirtió de que su "primera obligación" es salvaguardar la unidad nacional. Los periodistas le preguntaron expresamente qué herramientas usará para impedir el referéndum y citaron el artículo 155 de la Carta Magna. "No voy a adelantar acontecimientos ni quiero anunciar problemas que a nadie le gusten", contestó. Mientras, sus ministros de Defensa e Interior aseguraron que no consentirán "chantajes". "Dependiendo de cuál sea la actitud de la Generalitat", expuso María Dolores de Cospedal, se tomará una u otra decisión.
A estas alturas, el Ejecutivo transmitió con claridad que al presidente no le temblará el pulso para evitar cualquier intento de ruptura. "Tenemos previstos todos los escenarios posibles", aseguraron desde la Moncloa ante el calculado silencio de Rajoy. "Estamos dispuestos a impedir que se pongan urnas de papel, de cartón, de cristal o lo que quieran poner", en palabras de la ministra de Defensa, que se negó a un nuevo 9-N en Cataluña. Y ya avisó de que habrá consecuencias para quienes colaboren en ese proceso: "Tendrán responsabilidades penales, todos tenemos que cumplir la ley", dijo en Cope. "El Estado tiene todos los instrumentos a su alcance y el Gobierno tendrá que utilizarlos", zanjó la ministra.
En Bruselas, antes de saludar a Donald Trump y participar en la reunión de líderes de la OTAN, Rajoy evitó aclarar a qué instrumentos se refiere Cospedal, pero volvió a mostrarse muy contundente. "Lo que sí puedo decirle a los españoles es que nadie va a liquidar de manera unilateral la Constitución española, la unidad nacional y la soberanía nacional", prometió. Lo garantizó una segunda vez: "Tengan la total y absoluta certeza de que no lo voy a permitir".
La carta a Puigdemont
Para entonces, Moncloa ya había filtrado a los medios su carta a Puigdemont, en la que le deja claro que su oferta para negociar el referéndum es inadmisible. Pero, también, donde le recomienda un día más que acuda a la sede de la soberanía nacional para explicarse. "Es ahí donde deben debatirse las aspiraciones que nuestro pluralismo político ampara", defiende. Además, le reitera su voluntad de diálogo y acuerdo, pero siempre en el marco de la ley. De hecho, su equipo no se cansa de repetir desde hace meses que hay margen para hablar, por ejemplo en el capítulo de inversiones o cesión de competencias.
A partir de ahí, la carta de dos folios está llena de advertencias. "Considero inexcusable volverle a reiterar no sólo la imposibilidad de tomar parte en aquello que propone, sino también la imposibilidad de que su Gobierno plantee tan grave amenaza a la convivencia y al orden constitucional", afirma. Esto es, no permitirá la celebración de la consulta. "Ni usted ni yo tenemos capacidad para negociar sobre aquello de lo que no disponemos. Ello supondría hurtar de sus derechos al conjunto del pueblo español, y por ende, a los catalanes, y ningún legítimo gobernante puede proceder de esta manera", añade en el escrito.
"He tenido ocasión de reiterarle, tanto en público como en privado, las obligaciones constitucionales que comporta tanto mi cargo como el suyo. La primera de ellas, ineludible para mí, es la defensa del orden constitucional. A nadie se le oculta que la propuesta política a la que se me invita consiste en pactar con el gobierno que usted preside, la forma de vulnerar el núcleo esencial de la Constitución", razona. E insiste poco después: "Lo que no cabe es plantear una negociación a espaldas de los verdaderos cauces democráticos y de la ley, que a todos nos ampara y a todos nos obliga, y en este sentido, la obligación de mi gobierno es y será, siempre, actuar en defensa de la libertad, la convivencia pacífica y los derechos de todos los catalanes y el resto de españoles".
Para rematar, Rajoy censura que, al mismo tiempo que le exige que acepte la celebración del referéndum, Puigdemont prepara un conjunto de iniciativas legales que supone "la liquidación absoluta de nuestro orden constitucional". "Mal se compadece el diálogo que dice ofrecer, con la amenaza de una declaración de independencia para el caso de no satisfacer sus pretensiones", se queja. "En un día quieren hacer una Constitución y liquidar la unidad del Estado y su soberanía nacional", denunció desde la capital comunitaria.
"Espero que un poco de sentido común llegue a algunos sitios de donde nunca debió de haber salido", remató ante los periodistas. "Logremos encontrar espacios de acuerdo en beneficios de todos", transmitió a Puigdemont por escrito. Si bien, empresarios y altos cargos del Gobierno y de su partido llevan tiempo alertándole de que el choque de trenes acabará produciéndose. "Él lo sabe y dice que actuará", según uno de sus interlocutores.