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Puigdemont desprecia la oferta del Gobierno y se enroca en el golpe del referéndum

El presidente de la Generalidad sólo acepta ir al Congreso si el Ejecutivo admite la celebración de una consulta de autodeterminación

El presidente de la Generalidad sólo acepta ir al Congreso si el Ejecutivo admite la celebración de una consulta de autodeterminación
Junqueras y Puigdemont durante su comparecencia | EFE

El Gobierno ha movido ficha sobre el tablero del proceso catalán, pero al presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, acompañado por su socio de ERC Oriol Junqueras, le parece un paso insuficiente. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría ha mostrado por primera vez su disposición a debatir sobre un hipotético referéndum de Cataluña. Y ofrece a Puigdemont la tribuna del Congreso de los Diputados. Frente al saldo, el presidente autonómico ha respondido que sólo irá a la cámara a debatir sobre la fecha de la consulta.

El cambio de registro del Ejecutivo de Rajoy es notorio. Se desactivó el mitin que Puigdemont pretendía dar en una sala del Senado y se había contraprogramado el acto del presidente regional de Cataluña previsto para el próximo lunes en Madrid en dependencias de régimen municipal. Un "evento" constitucional frente al agasajo de Podemos a Puigdemont y el respaldo a la estrategia de confrontación nacionalista. Puigdemont no ha pasado por alto el detalle y ha elogiado los nuevos "tono" y "terminología" del Gobierno, pero el referéndum es innegociable.

Cesiones y 'operación Diálogo'

La invitación de Sáenz de Santamaría tras el Consejo de Ministros para que Puigdemont defienda el referéndum en el Congreso de los Diputados supone un giro del guión gubernamental, una alteración en la retórica empleada hasta ahora. La denominada 'operación Diálogo' incluía de partida la cesión definitiva de las competencias educativas, lingüísticas y culturales, la reposición de los elementos inconstitucionales del Estatut y un tratamiento fiscal similar al concierto vasco. Sin embargo, tan suculentas ofertas llegaban tarde. Según Mas, Junqueras, Puigdemont y el resto de los impulsores del proceso, el "autonomismo" es una pantalla superada. Ahora se ofrece hablar del referéndum, pero tampoco es suficiente

La disposición al diálogo de los partidos separatistas se refiere exclusivamente a la fecha del referéndum. Según Francesc Homs, el exportavoz de Mas y de Convergencia en Madrid, "ya no hay marcha atrás": "Hemos declarado la guerra democrática al Estado", añadió en una reciente conferencia en la que también aseguró que "la relación coste/beneficio del proceso nos es extraordinariamente favorable".

Respuesta inequívoca

El rechazo de Puigdemont a la invitación de la vicepresidenta confirma el rumbo de colisión de la Generalidad. Su respuesta ha sido inequívoca. No quiere hacer lo que ha denominado "un Ibarretxe" en el Congreso en alusión a la presentación en el Congreso del plan homónimo, que se saldó con un fracaso que reorientó la estrategia del nacionalismo vasco. Puigdemont sólo irá a la cámara, ha precisado cuatro horas después de la oferta y a las puertas de un acto del "Pacte Nacional pel Referèndum", si el Gobierno acepta de antemano la celebración de una consulta de autodeterminación.

El desplante de Puigdemont se produce tras unas maniobras de acercamiento entre populares y convergentes que se han saldado con la oportuna abstención del PDeCAT en la reforma de la estiba y la inhibición del Gobierno en el caso del saqueo del Palau de la Música y la financiación corrupta de los nacionalistas.

El acuerdo de la estiba y el Palau

El éxito de ese acuerdo, por el que los representantes del Ministerio de Cultura en el Consorcio del Palau facilitaron que la Generalidad no acuse a Convergencia en el juicio y los diputados convergentes facilitaron los planes del Ejecutivo en sector portuario, es uno de los factores que avalaron la invitación al presidente autonómico, un movimiento que ha caído en saco roto.

Convergencia quiere celebrar el referéndum a toda costa o, en su defecto, que el Ejecutivo adopte medidas que impidan de manera efectiva la votación. En ningún caso va a aceptar una negociación que obvie o aplace el "derecho a decidir" porque sus dirigentes consideran que bajarse del burro supondría su desaparición como partido.

El papel de Junqueras

ERC se mantiene en su papel de actor secundario. Junqueras apoya en todo a Puigdemont. Igual que apoyaba a Mas. No obstante, sostiene una rendija abierta a la celebración de unas elecciones autonómicas en vez del referéndum. Las encuestas coinciden en otorgar la victoria en los próximos comicios a los republicanos, un escenario que se complicaría si finalmente se convoca un referéndum cuya organización coordina en teoría Junqueras y le podría acarrear la inhabilitación.

El vicepresidente ha comparecido este viernes junto a Puigdemont para dar portazo a la oferta del Gobierno, pero ha logrado introducir el matiz de que si la fiscalía renuncia a investigar los pronunciamientos golpistas del Parlament o el concurso para comprar las urnas podría darse un entorno de entendimiento.

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