Mariano Rajoy rompió por fin su silencio. Con el PP incapaz de recomponerse y varios ministros salpicados de una u otra forma por los escándalos, el presidente se declaró "tranquilo", se mostró convencido de que la corrupción no pondrá en riesgo la estabilidad del país y auguró que los Presupuestos Generales del Estado acabarán saliendo adelante. "No me voy a distraer de lo importante; es decir, la economía. Lo que tengo que hacer es hacer las cosas bien y mirar al futuro", subrayó en una charla informal con periodistas en Montevideo.
Después, ya en rueda de prensa junto a su homólogo de Uruguay, Tabaré Vázquez, el presidente negó injerencias del Gobierno en el plano judicial. "Nadie podrá decir que bajo los gobiernos del PP la Justicia no ha actuado con total independencia", afirmó, a pesar de los líos cada vez mayores en la Fiscalía. El mejor ejemplo, según su equipo, es que un alto cargo del partido como fue Ignacio González, expresidente de la Comunidad de Madrid, está en prisión y se están investigando las presuntas tramas corruptas de su formación. "Yo confío plenamente en la Justicia, creo en el estado de derecho y en la separación de poderes. Haré todo lo posible para facilitar su labor y pido que se le deje trabajar con tranquilidad", añadió Rajoy.
Los periodistas le repreguntaron. "Es ahora, con los gobiernos del PP, cuando se está actuando y condenando", llegó a sacar pecho Rajoy. "Soy partidario de que se deje actuar a los jueces, de que no se discutan sus decisiones y de que aquellas personas que incumplan la ley sean sancionados si así se demuestra", razonó, a pesar de Génova fue muy crítica con la Audiencia Nacional por citarle en calidad de testigo. "Mientras sea presidente, el estado de derecho se respetará en España", proclamó. Y, durante toda la jornada, tanto sus portavoces como él mismo -primero en la charla sin cámaras y después en su comparecencia pública- trataron de vender el titular de "quien la hace la paga".
No cesará a Zoido y Catalá
Partiendo de esta base, Rajoy negó categórico que vaya a apartar a Rafael Catalá y Juan Ignacio Zoido, centro de las críticas de la oposición, que ya han pedido la dimisión de ambos. El jefe del Ejecutivo aseguró desconocer el SMS del primero a González o el despacho del secretario de Estado del Interior, José Antonio Nieto, con el hermano del expresidente madrileño. "No pienso cesarles", avisó a navegantes. Nieto comparecerá este viernes en el Congreso y Catalá y José Manuel Maza, fiscal general del Estado, lo harán el día diez para dar explicaciones por la operación Lezo.
Y todo en una nueva jornada funesta para el PP. El testimonio de Jesús Gómez, exalcalde de Leganés, en esRadio acabó con parte del discurso oficial toda vez confirma que Génova estaba al tanto las malas prácticas de González mucho antes de su detención. Tanto es así que Carlos Floriano y Juan Carlos Vera confirmaron que se vieron en 2014 con el exregidor y que este les avisó de que el expresidente tenía una cuenta en Suiza. "Este asunto no tiene mayor trascendencia. Es un señor que tiene una información" pero que "no podemos comprobar de ninguna manera", comentó Vera, miembro muy destacado del aparato del partido, tratando de restar importancia al asunto.
"No teníamos ningún dato con el que pudiéramos contrastar que esa cuenta perteneciera a nadie", se escudaron este miércoles tanto el histórico dirigente del PP como Floriano. "Parecía que Gómez venía" a aportar esos datos "con un ánimo de venganza sobre los responsables regionales", recalcó el que fuera número tres del PP. Según Aguirre, pidió explicaciones a González y le creyó cuando le aseguró que no había nada ilegal. Sea como fuere, fue apartado de las listas electorales aunque el partido en ningún puso el caso en conocimiento de la Justicia.
En síntesis, otro día en el que la corrupción volvió a acapararlo todo para frustración de la Moncloa, que había preparado con celo el viaje oficial de Rajoy a Brasil y Uruguay, donde reivindicó "una España que no se rinde y supera la crisis económica". Incluso hubo un reducido grupo de personas que en Montevideo increpó al presidente al grito de "ladrón" y "sinvergüenza". Para el PP, lo peor es que la crisis parece lejos de cerrarse mientras crece el temor a nuevas filtraciones. "Es muy difícil salir bien parado si te filtran una conversación privada", en palabras de un alto cargo del partido.