Mariano Rajoy fue informado del último anuncio de la banda terrorista durante el transcurso del Consejo de Ministros y acordó perfil bajo y esperar acontecimientos. "Cautela", recetó poco después su portavoz en rueda de prensa. A ojos del Gobierno, hasta la fecha solo existen "filtraciones" sobre un desarme total que todavía no se ha producido. Y, con independencia de ello, Íñigo Méndez de Vigo avisó de que la organización también ha de disolverse.
Públicamente, Moncloa no quiso dar trascendencia al movimiento de ETA. Méndez de Vigo obvió la cuestión en su extensa exposición inicial y no se pronunció hasta que un periodista le preguntó. Su preparada respuesta no pudo ser más escueta: "ETA tiene que desarmarse y disolverse. El Gobierno no ha variado su posición". Después, ante la insistencia de los informadores, rechazó "especular" sobre "los deseos o voluntades de las organizaciones terroristas".
Así las cosas, el Ejecutivo aseguró que no habrá cambios en su estrategia con respecto a ETA, aunque en privado se reconoció que el paso, de confirmarse, es positivo. "El Gobierno no se ha movido de su posición", repitió por segunda vez Méndez de Vigo, que evitó responder expresamente a dos preguntas sobre una posible modificación de la política penitenciaria, que es una de las reclamaciones que en las últimas fecha le ha transmitido el PNV. El mensaje que quiso transmitir fue evidente: "La voluntad firme y sólida" de Rajoy de que ETA "entregue las armas y se disuelva".
Después, durante su intervención en el congreso del PP de Madrid, el propio Rajoy se limitó a hacer un "brevísimo" comentario. "ETA ha decidido, y así lo ha dicho, desarmarse unilateralmente. Que lo haga, y de paso que se disuelva; y el Gobierno de España lo que hará es lo que ha hecho siempre, porque la ley es igual para todos", destacó. Este sábado, el presidente estará en Vitoria clausurando el cónclave de los populares vascos.