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La reunión secreta en Moncloa descubre las mentiras y el doble lenguaje separatista

Puigdemont afirma que no hay "negociaciones" para justificar que durante semanas él mismo y su portavoz desmintiesen el encuentro con Rajoy.

Puigdemont afirma que no hay "negociaciones" para justificar que durante semanas él mismo y su portavoz desmintiesen el encuentro con Rajoy.
Puigdemont y Arrimadas durante la sesión de control de este miércoles | EFE

"Ni ha habido ni hay negociaciones". Así de contundente se ha mostrado Carles Puigdemont en respuesta a una pregunta de la jefa de la oposición y líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas. La filtración sobre su encuentro secreto con Mariano Rajoy el pasado 11 de enero en la Moncloa ha destapado el doble juego de Puigdemont y el rosario de mentiras proferidas por él y por su portavoz, Neus Munté.

A diferencia de Rajoy, que tiraba balones fuera, Puigdemont se ha pasado semanas negando cualquier tipo de contacto con el Gobierno. Las revelaciones del delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, sobre las reuniones "discretas" sirvieron al PDEcat, la nueva Convergencia, para intensificar sus acusaciones al Gobierno. "El diálogo es como el Espíritu Santo, que todo el mundo habla de él pero nadie lo ha visto". Con este "jocoso" comentario despachaba Puigdemont las declaraciones de Millo.

Este mismo martes era la portavoz de la Generalidad, la convergente Neus Munté, quien insistía en la mentira, negaba los contactos "más allá de las relaciones de trabajo de ministros y consejeros" y llegaba incluso a reiterar la petición de fecha y hora a Moncloa para que Rajoy recibiese a Puigdemont.

A las pocas horas, Puigdemont, Munté y el PDEcat quedaban retratados en la portada de La Vanguardia. Millo no mentía. Eran ellos, con la involuntaria colaboración de Xavier García Albiol, los que había desacreditado las palabras de su correligionario y delegado gubernativo. Rajoy y Puigdemont habían almorzado en la Moncloa el pasado 11 de enero.

Sesión de control catalana

Puigdemont ha comparecido este miércoles en la sesión de control de la cámara catalana con la información todavía fresca que desmontaba todo su argumentario de los últimos días en torno a las reticencias del Gobierno para sentarse siquiera a dialogar con la Generalidad. Según se hartó de repetir, la operación diálogo era un señuelo y el único diálogo que ofrecía Madrit era la "judicialización del proceso".

El presidente del grupo parlamentario del PP, el antedicho García Albiol, ha pasado de preguntar al president por el espinoso asunto, al igual que el portavoz de Junts pel Sí y la CUP. El socialista Miquel Iceta, que ya este martes daba por sentado que Puigdemont y Rajoy se habían reunido, reprochó a Puigdemont el doble lenguaje nacionalista. El presidente de la Generalidad, cada vez más ensombrecido por la reaparición de Artur Mas, insistió en su tesis de que no hay "negociaciones" y que el referéndum se llevará a cabo tal y como está previsto. "Este Gobierno -por la Generalidad- dialoga para poder votar, pero la negociación ni está ni se le espera", trató de zanjar Puigdemont en una jornada "horribilis" para la credibilidad del relato separatista y la suya propia.

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