La dirección nacional se encontró con una crisis interna inesperada en pleno congreso nacional. Las votaciones de la ponencia política y de estatutos se convirtieron en un polvorín en determinados momentos. Abucheos, gritos e incluso acusaciones de "tongo". La votación más delicada fue la relativa a la enmienda contra la acumulación de cargos que señalaba específicamente el caso de María Dolores de Cospedal. Francisco Risueño, el encargado del texto, de Castilla-La Mancha, fue muy crítico sobre cómo se desarrollaron los acontecimientos.
Todo ocurrió en medio de un gran alboroto, según varios testigos. Muchos compromisarios no estaban y otros tantos saludaban a compañeros de la formación sin prestar demasiada atención a las votaciones. Llegó el turno de Risueño, y reclamó la limitación de cargos, como estaba previsto. En esos momentos, dirigía la mesa de la ponencia, Teodoro García, diputado popular por Murcia y cada vez con más proyección en el partido. "Votos en contra", pidió primero. "Votos a favor", continuó. La falta de claridad en el resultado obligó a repetir el proceso. "A los encargados de contar los votos no les dio tiempo a comprobar el número de votos" y "para que no hubiera dudas se repitió la votación y contar bien", se dijo oficialmente.
Normalmente, los "contadores" no suelen actuar en las votaciones. Existe uno por cada sector del plenario -por comunidad autónoma- y luego otros dos situados cerca de la mesa de la ponencia. "Lo habitual es que no haya dudas y la enmienda se rechace por una gran mayoría -en línea con los planes de Génova- y no haga falta su trabajo", según las fuentes consultadas. En la ponencia de estatutos, podían votar 3.128 compromisarios, todos los que tienen asiento en el cónclave y votan al candidato a presidente. La cartulina roja es para el "no" y la amarilla para el "sí".
Antes de la revisión de los "contadores", Teodoro García, que contó las cartulinas visualmente, ya anunció que la enmienda era rechazaba. "A ojos de la mesa la enmienda queda rechazada a la fuera del recuento", fueron sus palabras textuales. Se escucharon gritos de "tongo". Después, llegaron los números definitivos: el texto fue rechazado por 328 votos en contra, frente a 303 a favor y 8 abstenciones. Cientos de compromisarios hicieron dejación de funciones. Según García, todo se hizo conforme al reglamento, y se continuó con otras enmiendas entre las quejas de un grupo de cargos del partido.
Inmediatamente, las dos partes implicadas se mostraron indignadas. "No hubo control de la dirección, hubo quien no hizo los deberes y se relajó. Aquello era un gallinero", se quejaron cargos afines a Cospedal. Las votaciones concluyeron pasadas las once de la noche y, entonces, barones y altos cargos aún no podían comprender como era posible que "a punto estuviera de salir adelante una enmienda" en contra de la secretaria general de la formación. "Por los pelos no tenemos un problema de proporciones importantes", en palabras de un líder regional con mando en plaza.
El enfado, por razones distintas, fue compartido por los dirigentes contrarios a la acumulación de cargos. Muchos compromisarios de Galicia, Andalucía y Castilla-La Mancha, de donde Cospedal es también presidenta regional, se aliaron para votar en su contra. Y, ante la sospecha de irregularidades, incluso se produjeron dimisiones. Por ejemplo, la de Rogelio Pardo, miembro del Comité Ejecutivo Regional de los populares de Castilla-La Mancha. También anunció su marcha Pedro García Idalgo.
Mientras, desde Génova se trató quitar hierro el asunto, aunque en privado "hubo bronca", según las fuentes consultadas. A primera hora de este sábado, Maillo abogó por "acostumbrarse a que a veces" los resultados sean tan ajustados, tan solo por 25 votos de diferencia. "Lo que no puede ser es que si el PP no vota, se diga que es un partido cerrado; y si vota, que no es democrático", se quejó. "Es sano y democrático el voto, y es verdad que el de las compatibilidades es un tema en el que puede haber divisiones, pero hay que vivirlo con normalidad porque los compromisarios tienen sus opiniones", apuntó Juan Manuel Moreno, contrario a Cospedal.
Como publicó este diario, no fueron los únicos momentos de tensión en la ponencia que dirigió Maillo. Los cargos provida mostraron su indignación ante la imposibilidad de votar sus textos y el número tres se revolvió contra un compromisario que puso en duda que el PP no era social-demócrata. "¡Me ofende!", gritó tres veces ante un auditorio prácticamente vacío.