Mariano Rajoy y José María Aznar están cada día más alejados, aunque eviten el choque directo. No hay apenas puntos de encuentro en su relato sobre la situación que atraviesa España. "Hoy tenemos un país desvertebrado. Socialmente, territorialmente y políticamente", alertó el responsable del FAES el lunes por la tarde. "Encaramos 2017 con un ambiente político mucho más sosegado y dialogante. Un diálogo articulado en torno a tres ejes: político, social y territorial, y que ya ha producido sus primeros frutos", aseguró el hoy presidente del Gobierno apenas 24 horas después.
Frente al pesimismo de Aznar, Rajoy dibujó un horizonte "esperanzador y tranquilizador" tras los primeros acuerdos de la legislatura. Elogió de forma encendida a Javier Fernández, el presidente de la gestora socialista, y no quiso dar detalle alguno sobre las negociaciones relativas a las cuentas públicas. "Aun sin el PSOE, se podría aprobar el Presupuesto", fue lo más que dijo en el foro ABC, poniendo en el punto de mira al PNV, con el que Soraya Sáenz de Santamaría encara la operación deshielo. "Voy a intentar que la legislatura dure 4 años y sea larga y fructífera. Voy a hacer todo lo posible para no adelantar las elecciones", destacó.
Una y otra vez, el presidente apeló al diálogo y rechazó que España esté al borde del precipicio. "Hoy no hay alternativa a la negociación y al pacto, y eso significa hacer concesiones para alcanzar acuerdos", proclamó. "Espero que estos acuerdos, que vienen jalonando los primeros días de 2017, marquen la tónica general de una legislatura larga y fructífera para los españoles. Por falta de esfuerzo y dedicación por mi parte, no ha de quedar", subrayó en otro momento de su intervención.
La respuesta a Puigdemont
Pese a ello, Rajoy sí reconoció riesgos. El principal, el pulso separatista, además de otros tantos en clave internacional, como el Brexit. En eso sí que coincide con Aznar, aunque el tono de su antecesor sea mucho más duro. "En España se cumplirá la ley, que es tanto como decir que se cumplirá la voluntad de los españoles. Quien quiera cambiar la Constitución tiene a su disposición los mecanismos legales para hacerlo", aseveró el presidente. No se cansó de repetir que está dispuesto a negociar, pero con una línea roja clara, que es la unidad nacional y la igualdad de los españoles. "Mi mano sigue tendida y me atrevería a decir que a algunos responsables políticos de Cataluña les iría mucho mejor si buscaran esa mano tendida en vez de seguir abrazados a la radicalidad y maniatados por el extremismo", enfatizó, y no dio importancia alguna al acto de Carles Puigdemont en Bruselas.
"Es cierto que tenemos ante nosotros muchas incertidumbres, ignorarlas sería irresponsable e imprudente por mi parte. Ya saben que cualquier realidad ignorada prepara su venganza. Pero también forman parte de nuestra realidad algunas certezas que no debemos despreciar", razonó Rajoy, para reiterar un "mensaje de optimismo" basado en los datos económicos, la madurez de la sociedad española y la necesidad de llegar a consensos.
Aznar centra las preguntas del foro
Durante su intervención inicial, el presidente no mentó en ningún momento a Aznar, aunque reivindicó su plan de acción y dejó claro que no piensa desviarse del camino marcado. Y llegó el turno de preguntas. Según el moderador del acto, el periodista Ángel Expósito, Aznar ocupó buena parte de los interrogantes de los periodistas. "Vengo aquí a dar mis opiniones y no a comentar las de los demás", replicó Rajoy, visiblemente molesto. "Gracias por no insistir", esquivó la pregunta directa de si cree que España está desvertebrada. "Gracias por no insistir", repitió ante la insistencia de Expósito.
Arropándole, buena parte del Gobierno y del PP, lo que supone otra diferencia sustancial con respecto a Aznar. Junto al expresidente se fotografiaron María San Gil y Jaime Mayor Oreja, además de otros históricos hoy sin poder real en la formación. Al lado de Rajoy se situaron las todopoderosas María Dolores de Cospedal y Santamaría además de otros ministros y miembros de la cúpula. También Cristina Cifuentes, que poco antes bendijo el debate interno en una entrevista con Federico Jiménez Losantos ya que "no somos una secta". La única que estuvo con uno y otro fue Esperanza Aguirre.