La Assemblea Nacional Catalana (ANC) tiene marcado en rojo el lunes 6 de febrero, día en el que Artur Mas y las exconsejeras Joana Ortega e Irene Rigau se sentarán en el banquillo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) por la organización del referéndum del 9 de noviembre de 2014. Ese día, la organización separatista pretende reunir a miles de personas frente al edificio judicial, en el tramo final del paseo de San Juan, para presionar a los magistrados, apoyar a Mas y dar el pistoletazo de salida a la campaña por el próximo referéndum, el de la segunda quincena de septiembre de este año.
El presidente de la ANC, Jordi Sànchez, ha comenzado ya la fase de agitación entre las bases y según una información del digital independentista El Nacional, del exdirector de La Vanguardia José Antich, ha pasado la época de la "revuelta de las sonrisas" y llegada la hora de los sacrificios.
Se acabaron las sonrisas
Sànchez arengaba a una asociación independentista de Hospitalet de Llobregat y declaró que "no podemos aceptar con una sonrisa que juzguen a un ‘president’ por haber puesto las urnas; si hace falta, tenemos que estar dispuestos a perder un día de nuestras vacaciones para blindar el Parlament y demostrar que estamos dispuestos a culminar el referéndum".
Dispuestos a casi todo
Tamaña medida de renunciar a un día de vacaciones, según la transcripción de las palabras de Sànchez en el antecitado medio, llegó a ser comparada por el líder de la ANC con todo un sacrificio: "Si conseguimos movilizar a miles de personas por la mañana, acompañando a los encausados, habremos conseguido una cosa muy importante: demostrarnos a nosotros mismos que, más allá de las Diadas y el 9-N, también estamos dispuestos a sacrificarnos. Por ejemplo, perdiendo un día de vacaciones para ir a movilizarnos cuando toca".
Así pues, ha quedado descartada, de momento, la convocatoria de una huelga general en contra del juicio a Artur Mas "por poner las urnas".