El expresidente del Congreso, exministro de Defensa y expresidente de Castilla-La Mancha, José Bono, se ha mostrado extraordinariamente indignado con el PP y con Federico Trillo por la reapertura del escándalo relacionado con el accidente del avión Yak-42 en el que fallecieron 62 militares españoles hace 14 años.
En una entrevista publicada este martes por el diario El País, Bono amenaza con sacar a la luz una serie de documentos que, según cuenta, logró conseguir al llegar al Ministerio tras superar numerosas trabas administrativas e incluso físicas –confiesa que llegó a forzar un archivador– para dar con pruebas que sirven al exministro para acusar a la administración de Trillo en Defensa de embolsarse unas importantes cantidades por la contratación del avión ucraniano que se estrelló provocando la masacre.
"Tuvimos que forzar un armario del que no me daban la llave para conseguir la documentación", dice Bono, y añade que consiguió otra información con la que concluyeron que "el Gobierno había pagado 149.000 euros y Um-air había cobrado 38.000. Es decir, que 111.000 se habían quedado por el camino. Queda por saber quién se llevó ese dinero y el del seguro, porque España estaba obligada a contratarlo para cada soldado, pero cuando se produjo el siniestro supimos que no estaban asegurados. Las familias quieren justicia y verdad, el dinero se lo llevaron otros".
Sin saber nada del Cougar
Según Bono, sólo si el PP pide perdón y asume la responsabilidad, "el Yak-42 se cerrará en paz". En cualquier caso, durante la entrevista ofrecida por el diario El País, ni entrevistador ni entrevistado aprovechan la ocasión para sacar a relucir un caso similar del que nada se supo, ni siquiera la causa del siniestro, como fue el derribo del helicóptero Cougar en el que murieron 17 militares españoles mientras sobrevolaban las cercanías de Shindand, en Afganistán, el 16 de agosto de 2005. El País ni siquiera saca el caso del Cougar a relucir tras escuchar las minuciosas y corajudas pesquisas que Bono llevó a cabo para esclarecer el accidente del Yak42.
Nunca se han determinado las causas del siniestro, ni se ha emitido informe alguno del Consejo de Estado, siquiera para pedir a Defensa que aclare si la tragedia sobrevino por un accidente debido a un error humano o técnico, o fue la consecuencia de un ataque enemigo. La información más reciente sobre este asunto data de 2012, cuando declararon cuatro jóvenes afganos considerados testigos del siniestro sufrido por el helicóptero AS532 Cougar.
Siete años después de la tragedia, la Fiscalía no dirigió ninguna pregunta a los testigos. La Abogacía del Estado ni siquiera se presentó al interrogatorio que corrió a cargo, únicamente, del abogado que representaba a la familia del piloto del helicóptero.
De aquella declaración, contradictoria, lo único que quedó claro, según señalaron fuentes conocedoras del proceso a Libertad Digital, fue que "los cuatro testigos declararon que durante los últimos siete años no han salido de su aldea y siempre han estado dispuestos a colaborar con la justicia española". La defensa del piloto no alcanzaba a entender "el hecho de que haya habido que esperar siete años para que declarasen", aseguraban a LD.
El testimonio de los jóvenes fue contradictorio entre sí, pues no fueron capaces de ponerse de acuerdo en si vieron uno o dos helicópteros en el lugar de los hechos, si ese día había fuertes rachas de viento en la zona o no, o si vieron caer al aparato o cuando llegaron el mismo ya se había estrellado contra el suelo.
En cualquier caso, el propio José Bono actuó de forma bien distinta entre los dos casos, incluso siendo ministro. Mientras que en el caso del Yak-42, Bono acudió a las vistas proclamando que quería estar allí "por respeto a la Justicia y a la memoria de los que murieron", en el juicio por el siniestro del Cougar no acudió al juzgado y se limitó a contestar a algunas preguntas por escrito. Sólo respondió a las preguntas de los abogados de las víctimas.
Este martes, en enero de 2017, Bono dice muy solemne en El País que todo el mundo está a tiempo de decir la verdad como ejercicio de contrición: "Aunque las infamias en tiempo real no se pueden compensar en diferido, ni se puede devolver la vida a los muertos ni reparar totalmente el daño moral causado, sí se puede decir la verdad a los españoles como acto patriótico y de reparación moral a las víctimas".