"Dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición". O al menos así reza el refranero popular al que ha recurrido el columnista de El Mundo y fundador de Ciudadanos, Arcadi Espada, para recriminar a Inés Arrimadas su progresivo abandono del ideario de la formación naranja para acercarse a principios más propios de la fracasada Unió desde que el pasado 31 de julio celebrase su boda con el exdiputado independentista Xavier Cima.
Espada recuerda cómo Cima fue abandonando sus cargos en Convergència hasta que finalmente renunció a su acta de diputado pocos días antes de casarse. La supuesta influencia de Arrimadas se llegó a manifestar incluso a través de los mensajes que Cima publicaba en su cuenta de Twitter y en los que replicaba a sus compañeros de partido y de ideología rechazando la vía unilateral y reclamando respeto al Estado de Derecho.
Pero tras la luna de miel, la trasformación de Cima también comenzó a ser patente en la propia Arrimadas, que empezó a mantener "una inmoral equidistancia entre el presidente Rajoy y el jefe del gobierno desleal, a la hora de distribuir responsabilidades por la situación catalana", apunta Espada, que no duda en recriminar su acercamiento a posiciones ideológicas cercanas a Uniò debido a su "flácida condescendencia con los ciudadanos que en las calles habían apoyado el llamamiento a la ilegalidad". De este modo, sentencia, "Arrimadas, líder parlamentaria de un partido que había hecho del posnacionalismo su estrategia, hablaba ya como una catalanista". Y augura un mal destino para la pareja Cima-Arrimadas, asegurando que su proyecto de coalición política basada en el catalanismo que pudiera desbloquear Cataluña "se funda sobre ruinas".