No es algo que se vaya a admitir públicamente. Oficialmente, el PP seguirá tendiendo la mano al Partido Socialista –en los términos esgrimidos por Mariano Rajoy en el Comité Ejecutivo posterior al 20 de diciembre– con el deseo de evitar por todos los medios que se abran otra vez las urnas. Si bien, en privado, se hacen todo tipo de cálculos y barones regionales y altos cargos han llegado a la conclusión de que el mejor escenario para su líder es que los españoles vuelvan a votar el próximo 18 de diciembre.
Las fuentes consultadas parten de la base de que Rajoy no lo tendrá nada fácil en caso de que la legislatura eche a andar definitivamente. "Todos competirían por ser el más duro contra el Gobierno. Hasta Ciudadanos, que ahora ha quedado fuera de la vía, entraría en esa competición", en palabras de un miembro de la dirección nacional. Y ello, prosiguió con su diagnóstico, se traduciría en una agónica situación parlamentaria, con enormes dificultades para sacar adelante los proyectos más esenciales, como las cuentas públicas. "Nos harían la vida imposible en el Congreso", según el augurio más extendido en el Grupo Popular, que ya está comprobando lo duro que es estar en minoría.
El PP quiere evitar por todos los medios ese desgaste político en una legislatura "que sería muy corta" pero sin que su discurso –centrado en que sería "un disparate" celebrar otras elecciones– quede en entredicho. Y de ahí que, de momento, la orden esté siendo esperar, desaparecer prácticamente de todas las tertulias de radio y televisión, y que sea el Partido Socialista el que se aclare y ponga sus cartas encima de la mesa.
En este sentido, el equipo del presidente en funciones barrunta varias posibilidades. Una de ellas es que Javier Fernández podría acabar planteando una abstención "con condiciones", lo cual daría a Rajoy "margen" para rechazar el trato y que se celebren así otras elecciones. "Si la negociación es que hay que eliminar todo lo que se ha hecho en la legislatura anterior, la respuesta será que no. Hay que garantizar la gobernabilidad", comentó María Dolores de Cospedal, en charla informal con los periodistas en la Cámara Baja.
Por su parte, en Génova ven más difícil dar un portazo a Fernández si éste planeta una "abstención técnica", sin más contrapartidas, a fin de que arranque la legislatura. "Si el PSOE ofrece una abstención sin nada a cambio y el Rey mueve ficha, sería muy difícil decirle que no al monarca", interpretaron al más alto nivel, aunque dejando claro que Rajoy no se ha pronunciado claramente sobre qué haría ante tal escenario. De hecho, en las últimas horas, la idea que se lanzó desde Moncloa y Génova es que ni tan siquiera eso sería suficiente.
"Es como si te invitan a una boda el día antes. Pues no vas", zanjaron desde la cúpula nacional. Se trata de gobernar "y no formar un gobierno de 24 horas", se sumó Jorge Fernández Díaz. En los argumentarios internos del PP se puede leer que los socialistas tendrían que dar "garantías" para que el Ejecutivo pudiera gobernar con cierta estabilidad, como apoyar los Presupuestos. Un extremo "que es muy difícil que acepten en Ferraz", según se encargaron de precisar las fuentes consultadas.
Así las cosas, la opinión mayoritaria en Génova es que las elecciones siguen siendo la opción más factible y la que más beneficiaría al presidente en funciones. Tampoco hay avances con respecto al Partido Nacionalista Vasco, aunque Alfonso Alonso sí está manteniendo contactos con el gabinete de Íñigo Urkullu. El propio Rajoy habría admitido que "sobre la mesa" la cosa está clara, más aún tras las últimas encuestas publicadas en los medios, aunque no sin advertir de que existen riesgos importantes, como el hartazgo ciudadano. Varios vicesecretarios le han avisado del "cabreo que tiene la gente".