Frustración en el PP. Barones y alto cargos admitieron que su deseo era que Rita Barberá renunciara tanto a su escaño en el Senado como al carnet de militante. Así lo dijo públicamente Cristina Cifuentes, la presidenta de la Comunidad de Madrid, en las horas previas al comunicado de la exalcaldesa de Valencia. En Génova y en la dirección del PP valenciano también querían cerrar el capítulo de una vez por todas.
Así las cosas, las fuentes consultadas reconocieron que la crisis no está cerrada y que Barberá seguirá siendo un problema, aunque el PP se apresuró a dejar claro que la senadora ya no es del partido y, en consecuencia, es potestad exclusiva de ella dejar su sillón en la Cámara Alta. Ahora, explicaron, será ubicada en el Grupo Mixto. "Es lo más que hemos conseguido (...) Por la mañana se negaba, incluso, a darse de baja", explicaron fuentes implicadas en la compleja negociación.
Con el partido en ebullición, intentando digerir la noticia de que Barberá continuará en el Senado, Rajoy apareció en la presentación de las memorias de Luis de Guindos, y optó una vez más por el silencio. Su equipo se afanó por alejarle de los periodistas, que intentaron sin éxito recabar su opinión. Soraya Sáenz de Santamaría, también presente en el acto, tampoco quiso hacer declaraciones.
El presidente en funciones entró y salió por una puerta diferente a la del resto de invitados y a la que no dejaron acercarse a los periodistas que, a varios metros de distancia, intentaron sin éxito lograr una reacción. Lo único que consiguieron fue un saludo y una sonrisa forzada justo antes de que abandonase la Fundación Rafael del Pino.
Rajoy fue el encargado de cerrar el acto de presentación que, a diferencia de lo que suele suceder en eventos de este tipo, no contó con un turno de preguntas. Ya antes de empezar, se advirtió expresamente a los periodistas de que no habría oportunidad de interrogar ni a Rajoy ni a Luis de Guindos, lo que despertó las risas de los asistentes, sabedores de la expectación que se había generado.
La sombra de Barberá persiguió a Rajoy durante toda la jornada. Por la mañana, participó en varios actos de campaña en la provincia de Pontevedra y no quiso atender a los medios en ningún momento. Literalmente, trató de esquivarlos. Según El Mundo, los informadores siguieron uno de los mítines por una pequeña pantalla de televisión.