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Rajoy sale reforzado y el PP pasa del miedo a la euforia total

Desde el balcón de Génova, anuncia que hablará con Sánchez y Rivera: "Reclamo el derecho a gobernar, hemos ganado las elecciones".

Mariano Rajoy superó la barrera psicológica de los 130 escaños en el Congreso, llegó a los 137, y se ve con más fuerzas que nunca para seguir dando la batalla. En la recta final de la campaña, su equipo más próximo se negó, temeroso, a pronosticar un número de diputados. Al cierre de los colegios electorales, sondeos en mano, los miedos se apoderaron de la dirección nacional. Pero llegó "la remontada", y de las caras largas se pasó a la euforia total. Funcionó el mensaje del miedo, con el Brexit como empujón final, y la apelación al voto útil.

Fue una jornada de infarto, aunque se intentó transmitir tranquilidad en los momentos más delicados. Cuando el candidato llegó junto a su familia a la sede nacional, pasadas las siete de la tarde, el escenario que se pintaba era muy negro. Narciso Michavila les daba en ABC 121-124 diputados, una auténtica catástrofe. Pese a ello, se tomó una primera decisión: Rajoy sí o sí saldría al balcón. "Hemos ganados las elecciones", se convencieron, aunque oficiosamente transmitieron pesadumbre. En todo caso, como ocurrió durante toda la jornada, se impuso la cautela. "Somos muy escépticos con respecto a las israelitas".

El candidato nunca se creyó del todo las encuestas. "La calle me dice otra cosa", transmitió en campaña en más de una ocasión, entre alcachofas y vacas. E intentó mantener la calma cuando le fueron pasando las encuestas de la tarde. "Está muy bien, tomando un vino -se bebió varios- y siguiendo el recuento", filtró quien estaba a su lado en el despacho, ya pasadas las nueve de la noche. Y, poco a poco, empezaron a darse cuenta de que salir al balcón no iba a ser un trance tan amargo. Más al contrario, que iban a poder sacar pecho por los resultados. "Gran victoria del PP y de Rajoy", ofrecieron como titular pasadas las diez de la noche.

Ni rastro hubo de la lúgubre estampa del pasado 20 de diciembre. Todo lo contrario. Lo ocurrido se vivió como "un vuelco", aunque siempre con un ojo puesto a los restos. Les costó creérselo, pero acabaron viviendo una auténtica fiesta. Entre la euforia, el equipo de Rajoy intentó hacer un primer diagnóstico de situación. Para empezar, admitieron que Pedro Sánchez seguirá al frente del Partido Socialista, por lo que será el interlocutor del presidente en funciones en las negociaciones que se abrirán en breve. Pero, principalmente, que hubo voto oculto y que Rajoy está más vivo que nunca.

Aznar no da miedo a Génova

Los barones territoriales se rendirán ante Rajoy en el Comité Ejecutivo, que fue adelantado a este lunes a las 13:00 horas para evitar que coincida con el partido de la selección española de fútbol. El líder popular reiterará su oferta de gran coalición o que le dejen gobernar en minoría, y no se prevé que nadie le rechiste. Atrás quedaron también los temores a lo que pueda decir José María Aznar, que tiene previsto un acto a las 10:30. "Si quiere, que venga al Comité", le invitaron con ironía desde la cúpula. "Se le habrá cambiado la cara", llegaron a afirmar.

Y llegó la foto del balcón, pasadas las doce de la noche. Antes, Rajoy despachó telefónicamente con sus rivales políticos. "Reclamo el derecho a gobernar porque hemos ganado las elecciones. Ahora, lo que se trata es de ser útil al 100% al pueblo español. A partir de mañana, tendremos que hablar con todo el mundo", proclamó. "Por suerte para España, han ganado los demócratas y la libertad", enfatizó, cuando tuvo que interrumpir su intervención por un pequeño altercado en la calle.

Fueron miles los simpatizantes que se acercaron a Génova13. Rajoy botó, gritó "viva España" y se dio un beso con su mujer, Elvira Fernández. "Éste es el discurso más difícil de mi vida", reconoció a micrófono encendido. Los suyos, mientras, se desahogaron entre bambalinas. "Lo hemos pasado muy mal, ha sido muy duro". Aunque, visto el mapa electoral, la exaltación les invadió. "Nadie es capaz de ganar una batalla de desgaste a Rajoy", destacó uno de los fieles del presidente. "El gran estratega, el futuro presidente de España", sentenció.

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