Este jueves el líder de Podemos, candidato morado a la presidencia del Gobierno, Pablo Iglesias, ha pasado por los micrófonos de Onda Cero para una entrevista. Allí le han preguntado por asuntos típicos de campaña electoral, pero con el interés de ahondar en sus propuestas económicas, han interrogado a Iglesias sobre su modelo laboral, concretamente en lo que se refiere a los costes laborales, concepto que se adivinó desconocido para el político de los círculos.
¿Qué es lo mínimo en costes salariales que necesita un empresario para poder contratar un trabajador? Ésta era la pregunta, el primer intento para que Iglesias aclarara qué nivel de costes laborales van a imponer cuando lleguen al poder de cara a las políticas destinadas a la generación de empleo. Iglesias, en cambio, salió por la tangente:
"Cuando uno monta un negocio, lo fundamental para que le vaya bien no es pagar a los empleados, son los clientes que tiene. Si uno monta un bar, la clave para que le vaya bien no es que pueda pagar muy poco al camarero sino que vaya mucha gente a consumir. Es lo que se llama en economía consumo interno y el consumo interno tiene que ver con la capacidad de gastar que tienen los consumidores, que a su vez tiene que ver con los salarios. Esto para salir de la recesión, los economistas dicen que se soluciona con políticas expansivas, con políticas fiscales expansivas".
Pero al no contestar la pregunta, el presentador Carlos Alsina volvía a la carga con un segundo intento: "Lo que yo le preguntaba es si usted sabe cuánto cuesta crear un puesto de trabajo en nuestro país. ¿Cuál es el salario mínimo que necesita tener un empresario disponible para poderse permitir crear un puesto de trabajo? Tener un empleado en ese bar que usted me pone como ejemplo". Y por segunda vez, la pregunta se quedaba sin respuesta clara. Eso sí: en esta ocasión, lo que quedó cristalino es la ignorancia absoluta que sobre el mercado laboral tiene Iglesias:
"Depende de las circunstancias, las circunstancias marcadas por el sector económico en el que abra alguien un negocio. No es lo mismo crear un puesto de trabajo en el sector de la ebanistería que en el sector, por ejemplo, de la hostelería que además tiene que ver con elementos estacionales. No es lo mismo abrir un bar en temporada alta que abrirlo en invierno en un lugar de costa. Por eso es fundamental apoyar a los medianos y a los pequeños empresarios".
No se daba por vencido el periodista y trataba por tercera vez de obtener una respuesta: "Yo le preguntaba, además del salario que percibe el trabajador, ¿qué otros costes tiene este puesto de trabajo para el empresario? Por si usted sabía en qué número nos estamos moviendo". Fue la pregunta que generó la respuesta que mejor reflejaba que Pablo Iglesias no es que no quisiera contestar, sino que no sabía de lo que estaba hablando.
"Bueno, claro, muchísimos. Es decir, depende, alquiler de locales, la inversión inicial necesaria...".
Ante el disparate, el presentador interrumpió a Iglesias y le aclaró, dándole la respuesta, a lo que se estaba refiriendo: "Me refería a las contingencias comunes, al tipo de cotización social, a lo que tiene que aportar el empresario al Fogasa. Este tipo de consideraciones que son las que entiendo que están en la cabeza de quien tiene una empresa y quiere crear un puesto de trabajo y tiene que hacer esos números". Iglesias, volvía a salirse por la tangente:
"Los buenos salarios no son un problema cuando el negocio va bien. Se ha demostrado, y creo que esto no es opinable, que con las dos últimas reformas laborales la gente cobra menos y cobra peor (...). Sin embargo, apenas se ha generado empleo y el empleo que se regenera es en malas condiciones con lo que se afecta al sistema de pensiones y la situación del empresario no es mejor porque el consumo interno se ha reducido".
Misión imposible. Iglesias no tiene ni idea del mercado laboral o de cuánto cuesta crear un puesto de trabajo. Y eso que Iglesias ha llevado un programa de televisión, claro que, de esta actividad, lo que ha salido publicado es que el socio de Iglesias en La Tuerka le acusó de haber cobrado en negro y de pagar a sus trabajadores en la productora también con dinero B. Así, los costes laborales se reducen considerablemente, aunque quizá Iglesias tampoco entonces sabía esto.