Las grabaciones a Jorge Fernández Díaz rompieron por completo la estrategia del Partido Popular a dos días del cierre de la campaña. En Moncloa y Génova entraron en pánico en un primer momento. La polémica saltó el martes por la tarde, pero fue a partir del miércoles por la mañana cuando tomó una envergadura enorme. En Onda Cero, Mariano Rajoy aseguró que "jamás" se han filtrado informaciones sobre investigaciones policiales desde el Gobierno para erosionar a un partido político, y se aferró a la teoría de que él lo desconocía todo. Pero los suyos ya se iban descomponiendo."Esto no es bueno para nuestro estado anímico", reconocieron en la cúpula, antes de que todo el partido se agarrara a la tesis de la conspiración.
La jornada empezó con la entrevista de Carlos Alsina a Rajoy, que fue durísima. El periodista le sacó la espinosa cuestión nada más empezar, y le repreguntó con insistencia, para enfado del presidente en funciones. Él explicó que, tras conocerse la filtración, telefoneó a Fernández Díaz para interesarse por el tema. "Hablé -con el ministro- y me dijo que fueron dos reuniones" con el director de la Oficina Antifraude de Cataluña, desveló, para a renglón seguido encuadrarlas dentro de la más "absoluta" normalidad. "Es lo único que sé sobre ese asunto", contestó en varias ocasiones.
A primera hora, Rajoy intentó por todos los medios que el caso no le salpicara, pese a que estaba al tanto del mismo, según las grabaciones. "Yo no sabía quién era el jefe de la Oficina Antifraude ni sabía que existía ese cargo", llegó a decir sobre Daniel de Alonso, el interlocutor del ministro del Interior. También destacó que no había leído la transcripción de la conversación, y precisó que desconocía si estaba completa. "Al final, si hay alguna actividad de tipo delictiva, todas son conocidas y, si no la hay, lo normal es que no se conozcan", arguyó muy incómodo ante Alsina.
Media hora después, Jorge Fernández hacía una declaración urgente ante los medios. Él se declaró "una víctima", y dio a entender que todo era una operación política en contra de su partido. Una tesis a la que, de inmediato, se sumaron desde el comité de campaña y el propio Gobierno. "Es muy evidente por qué todo surge ahora", expusieron las fuentes consultadas, centradas también en proteger lo máximo posible a Rajoy.
La crisis, en todo caso, aún seguía latente a media mañana, y de qué forma. Cabe recordar que Fernández Díaz no es un ministro cualquiera. Es del cinturón de confianza de Rajoy, amigo personal, a quien le consulta en los momentos más delicados. "Yo algo conozco al presidente", suele sacar pecho el ministro en las conversaciones informales. Si bien, algo parecido le pasaba a José Manuel Soria, y se vio forzado a dimitir tras caer en contradicciones por sus vínculos con paraísos fiscales. En una semana, pasó de ser un todopoderoso cargo del PP a abandonar todas sus responsabilidades políticas.
Según el entorno de Rajoy, eso no le pasará al titular de Interior. Una dimisión en la recta final de la campaña sería un bombazo, demoledor, y no se contempla. En Palma de Mallorca, Rajoy se bajaba del tradicional tren de Sóller y le esperaba una auténtica nube de periodistas. Se hizo el caos, pero Rajoy respondió a la pregunta sobre si respalda al ministro. "Por supuesto que sí", replicó. "Ha gente con ganas de organizar un problema donde no lo hay", añadió, y siguió saludando a sus militantes. Su intervención subido al mitin apenas generó interés entre los periodistas, mientras su equipo hacía un corrillo paralelo insistiendo en que todo es "ruido"y lo inquietante es que graben a Fernández en su despacho, y de ahí que se abriera de inmediato una investigación interna. Esto es, se reafirmaron en la idea de la conspiración
La evolución en la postura de Rajoy fue evidente. En Onda Cero, su obsesión era protegerse. Tras la declaración de su ministro, el plan era ya señalar una operación urdida políticamente contra él. Lo repitió en una segunda declaración ante los periodistas, ya más sosegada, para que no cupieran dudas: "Estamos en lo de siempre, hay alguien que intenta aprovechar y pescar en río revuelto y ver qué saca a cuatro días de las elecciones", acusó, sin dar nombres. Por la noche, en su estreno en El Hormiguero de Antena3, más de lo mismo: "¿Por que aparecen ahora las grabaciones?", se preguntó el candidato. A sus ojos, las explicaciones del titular de Interior fueron "claras y rotundas", por lo que ambos están "muy tranquilos" y no procede la dimisión.
Así las cosas, tras el miércoles negro, el objetivo pasa ahora por reconducir la campaña y volver al mensaje de que hay que concentrar "el voto moderado" en el PP para evitar que "los malos" lleguen al palacio de la Moncloa. "Ya ha habido explicaciones de todos", adujeron fuentes de la dirección, que auguraron que la crisis de las grabaciones no tendrá mucho impacto en la intención de voto, pese a que habrá que esperar a los nuevos trackings. "Lo que España se juega el domingo es la moderación frente al extremismo y los radicales" y "la moderación frente a quienes se creen en posesión de la verdad", afirmó Rajoy, intentando -sin éxito- recuperar la iniciativa política.