La reunión entre Mariano Rajoy y Carles Puigdemont debió ir mucho mejor de lo que ambos afirmaron ante las cámaras. En teoría, Puigdemont habría explicado a Rajoy su plan separatista y Rajoy respondido que el referéndum es imposible. Sin embargo, el encuentro dejó la estela de otra reunión, la que se celebrará este jueves entre la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el vicepresidente de la Generalidad, Oriol Junqueras. Se encontrarán en Madrid y en medio de una tregua judicial anunciada por el presidente del grupo parlamentario autonómico popular de Cataluña Xavier García Albiol.
El alto el fuego se centra en tres leyes del gobierno catalán susceptibles de ser recurridas ante el Tribunal Constitucional. La primera es la relativa a la transformación del Institut Català de Finances, el ICO autonómico, en un Banco Nacional, estructura de Estado fundamental contenida en todos los planes separatista. El segundo acuerdo se refiere al sistema autonómico de protección de la infancia y el tercero, a la simplificación administrativa de la Generalidad.
Los tres desarrollos normativos son claves en el acuerdo entre Junts pel Sí y la CUP. El relacionado con la infancia alude al plan de choque social y está vinculado a la ley de pobreza energética. El de la simplificación administrativa permitiría a la Generalidad cobrar impuestos correspondientes al Estado. Sin embargo, el Gobierno ha dado el visto bueno a no pleitear sobre esos asuntos entre otras razones porque la Generalidad carece por completo de capacidad financiera para activar los planes que marcan sus designios legislativos y depende del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA).
Se trata, según fuentes del PP, de un gesto de buena voluntad de cara al cara a cara entre Sáenz de Santamaría y Junqueras, un recibimiento amable enmarcado en la precampaña electoral, una muestra de talante dialogante del Gobierno del PP sin más consecuencias. Junqueras no se lo ha tomado de la misma manera y afirma tener muy pocas expectativas del resultado de su reunión con Sáenz de Santamaría. La tregua judicial no impresiona a ERC y la estrategia de Junqueras no pasa por la de amigarse con el PP en los prolegómenos de una nueva campaña electoral. Su estrategia no es la de Puigdemont, por lo que la línea roja de la declaración de independencia marcará la "cumbre" de vicepresidentes.
El PP, a través de García Albiol, tiende la mano mientras CDC y ERC preparan sus estrategias electorales de cara al 26-J. ERC rechaza la propuesta convergente de reeditar Junts pel Sí. De entrada, Junqueras ha restado toda trascendencia de la reunión con su "homóloga española".