La Assemblea Nacional Catalana (ANC) ha comunicado a sus socios que deberá hacer un parón en sus actividades para recuperarse de los palos económicos de Hacienda y de la Agencia de Protección de Datos. La entidad 'civil' que abandera el proceso separatista vive de las numerosas subvenciones que recibe de la Generalidad, las diputaciones y los ayuntamientos nacionalistas, aunque siempre apela a las cuotas de sus socios y a donaciones de particulares para justificar su poderío económico.
Según informa El Mundo, ahora se ve obligada a "congelar" sus actividades a causa de una inspección fiscal y una multa de la Agencia de Protección de Datos. Hacienda le ha obligado a pagar 176.000 euros mientras que la citada agencia le impuso una multa de 83.000 euros, por lo que ha cerrado el ejercicio de 2015 con un déficit de 132.000 euros. La memoria económica incide en que se gastaron 3,4 millones en propaganda y 400.000 euros en retribuciones a sus "voluntarios" de la dirección y "personal laboral".
En el capítulo de ingresos, la ANC sostiene que logró 1,6 millones por las aportaciones de la militancia, así como 1,2 millones por la venta de camisetas, una cantidad que no cuadra con el anuncio que hizo en septiembre del año pasado, cuando sus responsables anunciaron que sólo con la venta de camisetas independentistas habían logrado 2,7 millones.
Sospechas sobre Sànchez y su equipo
El descuadre económico es una de las causas de la crisis en el seno de la organización. Un amplio sector de los militantes desconfía de la gestión de Jordi Sànchez y pide su cese en favor de Liz Castro, una escritora estadounidense que ganó las elecciones internas pero fue apartada del cargo por "consejo" de Convergencia; o del exdiputado de la CUP Antonio Baños. La opacidad y las sospechas de que Sànchez y su equipo cobran sueldos astronómicos han calado en la entidad. También se cuestiona la intervención de CDC en la organización. Según los numerosos críticos, el partido de Mas ha tomado la entidad y la utiliza para sus propios fines y estrategia, en contra de ERC y de la CUP.
La división es absoluta y a ella se añade también un componente ideológico: la organización ha pasado de exigir la desconexión y una declaración unilateral de independencia a plantearse la opción de un referéndum, un paso atrás que coincide con la táctica de CDC.
Para el próximo 17 de abril está prevista una asamblea de la ANC en Manresa en la que los "socios" deberán aprobar las singulares cuentas de la organización, pero es más que previsible que tal asamblea vaya más allá en tanto que muchos militantes denuncian que la dirección de Sànchez adopta decisiones al margen de las bases.