Mariano Rajoy no participará en "la comedia de enredo", como él denomina a los intentos del resto de formaciones para conformar gobierno. Seguirá quieto, alejado de las reuniones y las ruedas de prensa que no se cansa de despreciar públicamente. Nada de llamar a Pedro Sánchez, al menos de momento. Menos aún de sentarse con él. "Habrá contacto, pero no ahora, y no tiene por qué ser una llamada. Podría ser una carta, un mensaje…", rebajaron aún más las expectativas desde su equipo.
La parsimonia de Rajoy sigue asombrando a los suyos. Pero él cree que le está saliendo bien la jugada porque considera prácticamente imposible que ninguna de las vías planteadas, sin el PP como actor principal, salgan adelante. En especial, considera inviable que Albert Rivera, con quién tampoco despacha aunque sí haya contactos informales a escala inferior, vaya a sumarse a un posible acuerdo con el PSOE y Podemos. "Sería su suicidio político", en palabras de un miembro de la cúpula.
Según Rajoy, los españoles están entendiendo su posición, y en especial que no haya cambiado un ápice su discurso, con su oferta de una gran coalición, desde un día después de las elecciones del 20 de diciembre. Incluso que le dijera al Rey que no iría al debate de investidura, lo que causó un enorme temor en el PP. "Así se desprende de las encuestas", según las fuentes consultadas, que deslizan que "ya estaríamos en una mayoría absoluta con Ciudadanos" si se abrieran de nuevo las urnas. "Nosotros no estamos haciendo sondeos, sería tirar el dinero, pero la tendencia es que subimos", precisaron al más alto nivel, no sin recalcar que así se constatará en los próximos estudios demoscópicos en medios de comunicación.
En concreto, en Génova dan por descontado que el PP ya estaría en el 30% de los votos, lo que se traduciría en 128-130 escaños -consiguió en diciembre 123-. Y de ahí que Rajoy se resista a hacer movimiento alguno. "La respuesta del PP es que no vamos a participar en las comedias de enredo", destacó, en esta ocasión en la clausura de una convención en Sevilla. "Lo sustancial es la negativa del PSOE a hablar, no digo ya a acordar, con el primer partido político de España", dijo una vez más.
Rajoy, con Maroto y Casado
Durante su intervención, Rajoy volvió a recuperar un tono muy duro para referirse al pacto entre el PSOE y Ciudadanos, que consideró un "torpedo" para la economía y "un pasaporte a la situación que vivimos en 2011", cuando el país estaba al borde del rescate. "A veces se resalta lo malo, lo bueno nunca es noticia, pero en España hay muchas cosas buenas", se defendió, y se revolvió contra dichas formaciones por acusarle de no reducir el déficit público.
En las formas y en el fondo, la campaña parece haber comenzado para el PP. Rajoy llegó a hacer un anuncio electoral. Según prometió, la jornada laboral acabará a las seis de la tarde "con carácter general" si sigue como inquilino de la Moncloa, por poner un ejemplo. También propuso que España tenga el mismo horario que Portugal y Reino Unido o crear un banco de horas en las empresas para que los padres puedan conciliar.
Un contexto preelectoral en el que algunos cargos del PP incluyeron una seria advertencia. "Esas encuestas -en las que la suma con Ciudadanos sería suficiente- pueden hacer que Sánchez actúe a la desesperada e intente llegar al poder a toda costa sin líneas rojas de ningún tipo", según un integrante de la cúpula. Prácticamente desde el principio, un sector del partido auguró que el líder socialista acabaría echándose en brazos de Podemos y los independentistas "diga lo que diga Susana Díaz".
Una preocupación que no llega a Rajoy, según sus interlocutores. "Está tranquilísimo", sostienen, y más convencido que nunca de que ha de repetir como candidato. Este sábado, obtuvo otros dos apoyos públicos. "Hoy más que nunca necesitamos un gobierno de Rajoy", proclamó Juan Manuel Moreno, que es el líder del PP andaluz. Desde Galicia, tras anunciar que repetirá como candidato a la Xunta, Alberto Núñez Feijóo también afirmó que no ve a nadie mejor en la Moncloa. Y, todo ello, sin olvidar la pretendida imagen de unidad del líder con sus vicesecretarios, que ya se encargó de promocionar el partido incluso antes de que pisaran Sevilla con una fotografía en la que todos aparecían sonrientes en el AVE.