Ni las ilegalidades reiteradas, ni los desafíos explícitos, ni los insultos a los no nacionalistas, ni los desplantes al Rey han sido impedimento para que socialistas y populares permitan a ERC y Convergencia -Democràcia i Llibertat se hacen llamar ahora- tener sus propios grupos parlamentarios.
En la Cámara Alta, el PSOE ha salido al quite de que el número insuficiente de senadores de los separatistas constituyera un obstáculo. Así, el PSOE cederá dos diputados a ERC y otros dos al partido de Puigdemont y Mas para que puedan completar los diez necesarios para disponer de grupo propio. Una vez constituidos en grupo, los cuatro senadores alquilados por el PSOE retornarán a sus escaños de origen.
En el Congreso, el asunto es aún más vidrioso: ERC dispone de nueve diputados y CDC, de ocho. El reglamento permite formar grupo parlamentario con 15 diputados o con un mínimo de 5 siempre y cuando el partido haya logrado más del 15% de los votos en las circunscripciones en las que se haya presentado. Y no es el caso de ninguna de las dos formaciones separatistas. En la circunscripción de la provincia de Barcelona, ambas candidaturas no llegaron a ese porcentaje.
Sin embargo, como en la suma de las cuatro circunscripciones ERC logra el 15'98% y CDC, el 15'08%, tanto el PP como el PSOE están dispuestos a hacer una excepción y facilitar que Gabriel Rufián y Quico Homs presidan sendos grupos parlamentarios y dispongan de más medios, presupuesto y asesores. La última frase para el recuerdo de Rufián fue: "Los padres de la Constitución eran fascistas". Homs, por su parte, afirmaba antes de ser candidato para el Congreso que "en España no hay nada que hacer".
Los medios nacionalistas interpretan estas facilidades como una marcha atrás del Estado tras la negativa del Rey Felipe VI a recibir a la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, y el cese en BOE sin el agradecimiento a los servicios prestados en un intento por rebajar la tensión.