Ni épica ni lírica. El inesperado desenlace de las negociaciones entre Junts pel Sí y la CUP ha degenerado en un pleno de trámite, ajeno a todo reglamento y solemnidad. En medio de obvias irregularidades, se convocó un pleno de investidura en el último minuto, un apaño para evitar la repetición de las elecciones autonómicas en las que CDC se encaminaba a la extinción. Mas ha sido enviado a la "papelera de la historia", según el cupero Benet Salella, y la ERC de Junqueras al archivo.
Cuando Mas claudicó, el cielo se desplomó sobre la cabeza del líder republicano, que no pudo disimular su mala cara durante todo el pleno. La CUP se ha cargado a Mas, pero ha salvado de la pira a Convergencia y el sistema del tres por ciento.
El golpe de Estado institucional se reactiva, el proceso continúa y el monstruo aún está ahí. El pleno de investidura fue un apaño, una representación bufa de parlamentarismo de domingo por la tarde. Hay más que dudas sobre la legalidad de la convocatoria de pleno, las reuniones de la junta de portavoces, la mesa de la cámara y la validez del pleno, según puso de manifiesto el PP antes de comenzar la sesión. Eso no fue óbice para que el "acto" en la cámara autonómica se llevara a cabo. Eso sí, un pleno de palillo sustanciado entre las cinco de la tarde y las 21:47 del 10 de enero. Discursos planos, fatiga de los "materiales" y confirmación de que el esperpento continúa. Ha caído Mas, así como dos diputados de la CUP, Julià de Jòdar , partidario de Mas, y Josep Manel Busqueta, contrario.
El president Carles Puigdemont, resultaba investido con los votos favorables de la CUP. Tras saludar a Mas, el nuevo presidente de la Generalidad se dirigió hacia Anna Gabriel, la verdugo de su antecesor. Cuando Carme Forcadell, presidenta del parlamento regional, dijo que quedaba investido y que el resultado se comunicaría a "Su Majestad el Rey", hubo silbidos. Puigdemont cerró la sesión con el grito de guerra de la banda terrorista Terra Lliure, "¡Visca Catalunya Lliure!". A continuación sonó por los altavoces del hemiciclo "Els Segadors". Los diputados de Junts pel Sí y la CUP movían los labios. Algunos del PSC y los podemitas, también.
El resultado fue de 70 votos a favor, 63 en contra y las abstenciones de los cuperos Josep Manel Busqueta y Gabriel Serra. La Generalidad tenía nuevo presidente dos horas antes del plazo límite. Puigdemont consiguió la investidura en la primera votación. Incluso le sobraron dos votos. No hubo sorpresa de última hora. El número tres de la lista de Junts pel Sí por Gerona resultaba investido de la Generalidad. El chalaneo concedió a CDC y ERC lo que las urnas le negaron. Ahora están en manos de la CUP.