Para recuperar la ilusión de su votante potencial, Mariano Rajoy volvió a envolverse en la bandera de la bajada de impuestos. Ya lo hizo hace cuatro años, pero a poco de llegar a la Moncloa convirtió en papel mojado su programa electoral y los subió. Ahora, prometió en Valencia, las cosas en España son diametralmente distintas a las de entonces, y sí que cumplirá su palabra. En su hoja de ruta para los próximos cuatro años, además, "cambios importantes" en materia de cotizaciones sociales.
El candidato se guarda al menos diez anuncios potentes hasta el día de los comicios, con la vista puesta en las familias y los jóvenes. Pero no los hará de sopetón sino poco a poco, tratando de mantener la atención mediática. En la ciudad del Turia, decidió que su primera referencia al programa fuera sobre impuestos, y anunció una nueva bajada del IRPF que afectará a todos los tramos. En concreto, de dos puntos, a aplicar en la primera parte de la legislatura, y que dejaría el tipo marginal en el 17% -en 2008 era del 24%- y el máximo en el 43%. No tocará el IVA, según fuentes del comité de campaña.
En los próximos días, Rajoy aclarará cuáles serán los cambios en las cotizaciones sociales con los que "muchos contratos temporales se van a convertir en indefinidos". También apuntó a un nuevo cheque –de cien euros al mes- para los discapacitados que coticen y desveló que, si es reelegido, los gastos relativos a las adopciones internacionales serán deducibles.
Además, Rajoy volvió a poner en el punto de mira a las pequeñas y medianas empresas, y deslizó ayudas para que amplíen sus plantillas. La implantación real de la FP dual será otro de los objetivos, y habrá novedades para las personas que prolonguen su vida laboral más allá de la jubilación así como un plan específico sobre la agenda digital. Según Andrea Levy, encargada de redactar el programa, todas las reformas se han elaborado en colaboración con los ministerios implicados y no habrá agujero las cuentas públicas. "Hay dinero para ello", enfatizaron las fuentes consultadas.
En síntesis, el candidato recuperó el discurso económico con el que hace cuatro años arrasó en las generales y con el que hoy busca reconciliarse con la clase media española, siendo las familias y los jóvenes los grandes protagonistas. Según los últimos tracking, sondeos de poca muestra para consumo interno, el PP sigue a la cabeza en intención de voto, pero Ciudadanos no para de subir. "Hay muchas necesidades que atender y hay muchos españoles que aún no pueden trabajar por las secuelas de años pasados. Hay margen para mejorar", proclamó Rajoy, antes de insistir en que conseguirá crear medio millón de puestos de trabajo al año si sigue en la Moncloa.
Ése será uno de los principales eslóganes de la campaña: 20 millones de empleos en 2020. Y, a partir de él, el resto de objetivos, un total de siete. Tras la creación de puestos de trabajo, "cuidar a las personas" mejorando desde las pensiones a la sanidad, el crecimiento de la economía, salvaguardar la unidad de España, reforzar el plan educativo, la modernización de la administración y la regeneración de la vida pública –Rajoy fue muy aplaudido cuando aseguró que se está obligando a quienes robaron a devolver el dinero-.
A la espera de la letra pequeña del programa, según el candidato, las prioridades fijadas se pueden asumir perfectamente. Ahora, es él el que está en el Gobierno, sabe realmente cómo están las arcas públicas y no hay "conejos en la chistera". Si bien, precisó: "No conviene cometer errores en momentos de dificultad". Esto es, dar el Gobierno a sus rivales políticos.
Duras críticas a Ciudadanos
Rajoy afirmó que las cosas están hoy mucho mejor, pero que el contexto puede volverse desfavorable de inmediato si Ciudadanos o PSOE se hacen con las riendas. Las dos formaciones son igual de malas a sus ojos. Aunque, con las últimas encuestas en su mano, Rajoy endureció sus críticas hacia Albert Rivera, aunque no le cite: "Al Gobierno se viene aprendido. Conviene tener un cierto currículum y haber sido, al menos, concejal", atacó. "Los años que vienen no serán fáciles", dijo, para alertar a renglón seguido sobre los "experimentos". Levy, que tuvo un papel muy destacado en el mitin, alertó sobre un posible pacto de Rivera con Pedro Sánchez: "Algunos pretenden hacer una carambola para darle España al PSOE… intentan disfrazarse de nosotros, pero ni pensamos igual ni lo hacemos igual".
A partir de este domingo, Levy, varios ministros -del cartel se cae sorpresivamente Soraya Sáenz de Santamaría-, altos cargos y el propio Rajoy se afanarán en vender las bondades del programa, amén de que el candidato se guarde otros anuncios estrella. En Valencia, donde el PP regional logró reunir en la ciudad de las artes a más de 1.200 simpatizantes, el líder usó buena parte de su intervención en recordar lo mal que estaba el país y cómo se le ha dado la vuelta a la situación. Su mayor logro, afirmó él mismo, fue evitar el rescate, aunque antes tuviera que incumplir su palabra y subir los impuestos. Pero los nubarrones son historia, según su relato. "El PP no es un partido de dos amigos, tenemos avales y resultados", enfatizó. "Para gobernar no vale cualquiera, se necesita gente preparada", declaró una vez más.
Y, tras el mitin, otra vez la foto del Rajoy campechano, en las calles de un pequeño municipio. Se fue a Massanassa, donde fue recibido por los vecinos con aplausos, gritos de "presidente" y con numerosas peticiones de fotografías. Después, se fue a la sede que el partido tiene en la localidad, descolgó el teléfono y despachó con dos simpatizantes, a los que le pidió ayuda de cara a las próximas elecciones.