Frente a los negros augurios de las encuestas y el pesimismo interno, Mariano Rajoy volvió a pisar la calle. Y, en esta ocasión, no hubo sobresaltos de ningún tipo. Primero en el pequeño municipio de Finestrat y principalmente en Calpe, el candidato del PP fue protagonista de un auténtico baño de multitudes. "Viva el presidente", contestaron sus simpatizantes a los pocos abucheos que se escucharon.
Es la campaña diseñada por Jorge Moragas, y que ya inició sin mucho éxito Carlos Floriano para las municipales y autonómicas: menos mítines y más saludar a los vecinos y hacerse fotos con ellos. En Finestrat, tras un mitin sin grandes titulares, Rajoy se puso el delantal en una asociación de mujeres y se puso a cocinar una paella. Mientras, no paró de sonreír, de estrechar manos y de hacerse selfies con los viandantes.
Poco después, ya estaba en Calpe. Una hora de paseo y, en un momento determinado, dos bandas musicales parecían competir para acompañar al candidato por las estrechas calles del pueblo al tiempo que la gente salía de los bares, cerveza en mano, para recibir a la corte presidencial.
El municipio costero estaba en fiestas –sus tradicionales "moros y cristianos"-, y los niños vestidos para la ocasión se agolparon alrededor de Rajoy, que en ningún momento perdió la sonrisa. Forzada, pero sonrisa al fin y al cabo. "Presidente" le llamaban, y él iba, se hacía la foto y recibía un "ánimo".
Por su puesto, la presencia policial fue importante. Pero, a diferencia de lo sucedido en Reus -cuando tuvieron que acortar el paseo ante los abucheos-, no tuvieron apenas trabajo. Se escuchó algún "chorizo" y un par de jóvenes insultaron al candidato a su paso, pero poco más. Ganaron los aplausos.
"Hay que hacer deporte", dijo Rajoy en un momento dado, ante las cuestas de Calpe y su caminata "a buen ritmo" a primera hora de la mañana en Alicante capital. Se le veía contento, porque, en contra de lo que temían algunos en el PP, puede salir a la calle y es recibido con cariño por la mayoría. Para terminar, Isabel Bonig, la líder regional, le llevó a un restaurante modesto llamado "Mirador". Eso sí, lo cerraron para la comitiva del PP.
A partir de ahora, el candidato tiene previsto actos todos los fines de semana hasta el 20 de diciembre, y habrá paseos y más paseos. "Lo que nos queda", según el augurio de uno de sus asesores. En opinión de Génova, sus rivales lo van a tener muy difícil para seguir su estela.