Mariano Rajoy sigue transmitiendo que no hay ningún tipo de problema. En privado, asegura a los suyos que no han de creerse las encuestas y que el PP será primera fuerza política en las generales. Y, en público, contesta que "en absoluto" se puede decir que exista una crisis pese a los frentes internos que el jueves desbordaron a ministros y miembros de la cúpula.
El partido está "animado y contento", zanjó el presidente desde Bruselas, al tiempo que desde Génova se organiza una movilización de sus cargos para arroparle el próximo sábado, en un acto en Toledo. La dirección nacional busca una imagen de unidad para cerrar cualquier tipo de debate sobre el liderazgo de su candidato a dos meses de que se abran las urnas. Y de ahí que se trabaje para que esté todo el mundo, desde barones territoriales a diputados y senadores.
Mientras Rajoy negaba contratiempos, en el partido aún intentaban recomponerse del golpe, conscientes de la imagen ofrecida en las últimas horas. "Todos los teletipos sobre el PP eran sobre temas negativos", reconoce un miembro del aparato. Al abrupto adiós de Arantza Quiroga se sumaron la entrevista-bomba de Cristóbal Montoro, la carta al presidente de Cayetana Álvarez de Toledo con altercado en el Congreso incluido y, finalmente, los lamentos de Juan Vicente Herrera. "Me siento abandonado por el Gobierno en la minería", se quejó el histórico dirigente del PP, cada vez más distanciado de Rajoy. Y, cabe recordar, Castilla y León es un granero de votos clave para los populares.
Ante este escenario, la frustración hizo mella en algunos cargos de la dirección. María Dolores de Cospedal, sin ir más lejos, sufrió un importante revés al no conseguir que Quiroga resistiera. Pero, según Rajoy, el PP está en plena forma. En otras palabras, es "un valor firme y seguro", la fuerza política más importante de España.
Sus argumentos no son nuevos. "Somos el partido que tiene más alcaldes y concejales, nos ha tocado vivir una etapa muy dura, estos últimos años no han sido fáciles, nos ha pasado casi de todo. Pero aquí estamos y hoy podemos decir con orgullo que si hace tres años nos llamaban el enfermo de Europa, hoy somos el país que estamos al frente de la recuperación en Europa, el que más crecimiento económico tiene, el que más empleo crea, y el que tiene mejores perspectivas de futuro", sentenció antes de participar en su penúltimo Consejo Europeo antes de los comicios.
El presidente intentó ofrecer normalidad, tranquilidad, como si nada de lo que ha pasado en las últimas horas le haya afectado lo más mínimo. "Llevamos desde 1977, a veces con el apoyo de los españoles, otras veces con menos apoyo, pero creo que somos un valor seguro, un valor firme", aseveró. Y de ahí que, en esta larga campaña, vaya insistir en que la mejora económica está asegurada con él en la Moncloa. "Creemos que en los próximos cuatro años podemos hacer cosas muy positivas en beneficio de los españoles", apostilló.
El sábado, en Toledo, Rajoy volverá a vender "los logros" de la legislatura. Algo que ya intentó infructuosamente Soraya Sáenz de Santamaría este miércoles, en pleno huracán político. En la misiva remitida a los cargos del PP, Fernando Martínez Maíllo -que es el vicesecretario de Organización- proclama que "podemos sentirnos satisfechos de lo que hemos hecho estos cuatro años", y de ahí que inste a una foto de unidad que no deje lugar a dudas.