José María Aznar no confía en Mariano Rajoy desde hace tiempo. Una y otra vez en la legislatura que está a punto de concluir, le ha avisado de que no iba por el buen camino y tenía que reconducir sus pasos. "¿Dónde está el PP? ¿Aspira a ganar las elecciones?", le preguntó con el partido conteniendo la respiración en la última convención, antes del dramático resultado en las autonómicas y locales. A sus ojos, se ha alejado de las esencias y sus votantes, y no ha hecho nada por rectificar.
El de Cataluña ha sido, en su opinión, el último aviso de que Rajoy ha de hacer algo, y de manera urgente. En síntesis, Aznar denuncia una dejación de funciones por parte del Gobierno y el partido que le sustenta en la comunidad durante los últimos 4 años, y de ahí el desastre electoral. "No hay nada más peligroso que tener encima de la mesa un problema de carácter existencial con el que te juegas la continuidad histórica de la Nación. No puede haber dudas; ni para el que recibe el mensaje ni para que tiene que darlo", se quejó el expresidente en un estudiado comunicado.
En esta ocasión, Aznar no se sirvió de una entrevista o de una intervención pública para enmendar al que fuera su delfín político. Lo hizo por escrito, y para exigir que se reafirme "el orden constitucional" en Cataluña. "La primera regla de la política es que pierdes todas las batallas que no das", dijo. Y, a las claras, lamentó que Rajoy no las haya dado: "Lo que ha pasado en España en los últimos años es que solamente ha jugado un equipo y ese equipo ha ido ganando terreno", fueron sus palabras.
A partir de ahí, sobre Cataluña, el expresidente augura un negro escenario, y de ahí que apoye un constitucionalismo fuerte. "El grado de fraccionamiento y división se va a agravar como consecuencia de las elecciones" del domingo. "Los constitucionalistas tenemos que decir que las elecciones autonómicas las han ganado los secesionistas, pero que han fracasado en sus intenciones plebiscitarias. El proceso secesionista va a continuar y va a continuar más radicalizado porque los más radicales tienen más fuerza", alertó, para a renglón seguido reclamar la defensa de la Carta Magna "sin extravagancia" o "terceras vías".
Aznar también exigió que no se abran "nuevos procesos de negociación" en un momento en el que se multiplican las voces dentro del PP -empezando por Rajoy y continuando por barones clave como Cristina Cifuentes- que abogan por el diálogo, aunque recalcando que "siempre" dentro de la ley. "Debilitan las posiciones constitucionales" cuando "nosotros tenemos que defender y ampliar el espacio constitucional en Cataluña", según la versión del responsable de FAES, para quién abrir el melón de la reforma de la Constitución sería "un paso atrás muy grande".
Su comunicado supuso una auténtica bomba -otra más- para el partido del que es presidente de honor. Y, ni más ni menos, que apenas una hora y media antes de que barones y altos cargos fueran convocados a un Comité Ejecutivo en el que Rajoy, ni mucho menos, llegó tan lejos en su diagnóstico sobre Cataluña. Si bien, lo que más escoció internamente fueron sus referencias al voto útil, partiendo de la base de que "el PP está en el peor escenario posible".
"El voto útil secesionista va a ir cada vez más en favor de los radicales y el voto útil de la izquierda va a tender a desplazarse, nacionalmente, a favor del Partido Socialista" mientras que "el resultado de Ciudadanos, unido a del PP, consolida el fraccionamiento del espacio del centro-derecha a nivel nacional", analizó. Esto es, Rajoy tiene un problema de cara a las generales, y llamó a una revisión urgente de la estrategia electoral.
El resumen de Aznar en este sentido fue demoledor: "El electorado del PP ha dado un aviso en las elecciones europeas, muy serio; otro en las municipales; otro en las autonómicas; otro en las andaluzas, y le acaba de dar otro aviso en las elecciones catalanas. Son cinco veces consecutivas en pocos meses en los que el electorado te está diciendo que no está contento con cómo están las cosas. Ya va el quinto aviso y no se puede desoír", se desahogó. Y aún añadió: "Tu rival de la izquierda queda fortalecido, tu espacio queda mermado, los secesionistas van a continuar el proceso. Tu posición está seriamente comprometida".
Por ello, una vez más, solicitó "un proceso muy profundo de reflexión, extraer todas las consecuencias y ponerse a ello", aunque Rajoy le volvió a desoír. En su intervención ante los suyos, el presidente no citó en ningún momento a Aznar, y rehusó hacer autocrítica más allá de admitir que salvo "Ciudadanos y la CUP, todos han perdido" en los comicios del 27 de septiembre. "Sí Aznar tiene tantas ganas de hablar, que lo hubiera hecho en el Comité", corearon desde el entorno presidencial.
En la práctica, el presidente trató de dar por superado el trance de las catalanas y pidió centrarse en las generales, previstas para el 13 o 20 de diciembre. "Nuestro objetivo es ganar las elecciones, que serán cuando estaba previsto, con los Presupuestos aprobados", dijo a puerta cerrada. En su opinión, "hay una gran volatilidad", y recordó los casos de Podemos y UPyD, que ahora caen en las encuestas. "Se ha votado a Ciudadanos para que haga oposición, no para que gobierne", zanjó, dando a entender que Albert Rivera lo tendrá más difícil en diciembre.
Fue en la rueda de prensa posterior, que por sorpresa protagonizó María Dolores de Cospedal y no Pablo Casado -próximo a Aznar-, cuando el PP tuvo que fijar postura ante la nueva andanada del expresidente. Si bien, lo que hizo fue restarle importancia y aclarar que nada va a cambiar en la estrategia electoral de Rajoy. "No nos damos por aludidos", esquivó un miembro de la dirección nacional, que se quejó de haga críticas pero no aporte "soluciones". El presidente, en un comentario informal, admitió que había leído la misiva de su antecesor, pero dio a entender que no le preocupaba. Desde hace meses, los puentes entre ambos están rotos.