Alberto Núñez Feijóo ya no descarta tomar el timón del Partido Popular en caso de un "cataclismo" en España. A sus ojos, ese cisma se produciría si Pedro Sánchez y Pablo Iglesias lograran gobernar en coalición tras las elecciones generales, previstas para el 13 o el 20 de diciembre. "Ante ese cataclismo económico, social y de nación, lógicamente habría muchas cosas que pensar y que reflexionar", admitió, en una entrevista en esRadio.
El presidente de Galicia recalcó que no se plantea "esa hipótesis" porque aspira a la victoria del PP en los comicios, pero no se cerró ninguna puerta. De hecho, es la primera vez que de forma tan clara reconoce que podría aspirar a liderar el partido a nivel nacional en caso de un escenario -el de "Sánchez de presidente e Iglesias de vicepresidente" o al revés- que sí dibujan las encuestas. "Vamos a jugar el partido", recalcó, no obstante, Feijóo.
El gallego es el barón autonómico del PP con más predicamento interno y, en privado, parlamentarios y altos cargos siempre le han visto con opciones a dirigir la formación. A principios de 2016 -la fecha aún no está decidida-, los populares celebrarán su congreso y, si Rajoy no consigue mantenerse en la Moncloa, todas las miradas se posarán en Feijóo. También en Cristina Cifuentes -referente en alza- o en Soraya Sáenz de Santamaría, aunque la vicepresidenta cuenta un respaldo menor en el partido. En Génova, también se pide no perder de vista a Pablo Casado, la nueva cara del partido tras la última remodelación de la cúpula, mientras que María Dolores de Cospedal parece apeada de la carrera al no mantener el bastión de Castilla-La Mancha.
En todo caso, Feijóo llamó a no dar la batalla por perdida, y defendió la candidatura de Rajoy. "Tenemos un camino por donde se llega al bienestar, la seguridad, la libertad y la unidad nacional. Tenemos un gobierno y un candidato previsible. Y, en frente, tenemos el experimento de decir que hay soluciones para todo aunque no hayan solucionado nada", argumentó en Es La Mañana de Federico.
El líder gallego contrapuso la "recuperación económica" al "bucle de la inestabilidad" y las dudas "sobre si podremos pagar los sueldos y las medicinas de las familias". "Creo en mi país y en la sociedad española", llegó a decir, sacando a colación el caso de Reino Unido en el que David Cameron obtuvo mayoría absoluta en contra de las predicciones demoscópicas.
Fuentes de la dirección nacional consultadas por este diario no vieron "nada raro" en las palabras de Feijóo en tanto en cuanto su "respaldo" a Rajoy es "total". "Ahora estamos en ganar las elecciones generales, todo lo demás vendrá después", enfatizaron.
Bajada de impuestos
En el plano autonómico, también hubo noticia. Feijóo anunció una rebaja del impuesto de sucesiones "como nunca se ha hecho" en Galicia. En la entrevista con Federico Jiménez Losantos, avanzó que "la inmensa mayoría" de los ciudadanos "no va a tener que pagar" este tipo de impuesto. Según fuentes de su Gobierno, están cuadrando los Presupuestos de la región, que se aprobarán antes del 20 de octubre con sucesiones y donaciones en el punto de mira. "Bajar los impuestos es un compromiso electoral", aseguran, con la vista puesta en los comicios autonómicos de 2016.
En su balance de gestión, el presidente autonómico sacó pecho del "bilingüismo cordial" implantado en la comunidad, y destacó que "hoy precisamente es noticia que el Tribunal Constitucional ha desestimado el recurso de la Real Academia de la Lengua Gallega y ha legitimado" su política en esta materia. Y sacó pecho: "Se han perdido todas las sentencias contra nuestro decreto".
En este sentido, y sobre la propuesta de UPyD de diseñar una ley nacional que garantice el uso del español en todo el país, Feijóo la puso en cuarentena y reiteró que su modelo lingüístico es "el que no gusta a los nacionalistas y está amparado por el TC". Actualmente, según explicó, "si alguien del resto de España llega a Galicia tiene dos años sin que sea examinado en gallego".
Además, durante toda su intervención, Feijóo se afanó en reclamar una reforma de la ley electoral. A sus ojos, no es admisible que "partidos con más del 40% de los votos no puedan gobernar", y de ahí que reclame "fórmulas" para cambiar el modelo, como la segunda vuelta o que gobierne la lista más votada -con el 35% de los votos, estando a 5 puntos por encima de la segunda opción-. "Hemos incumplido el espíritu de la ley electoral (…) me parece que en este momento, más que nunca, hay que hacer la reforma", reiteró.