Las impactantes imágenes de la Diada se imponen a las cifras. La manifestación en teoría menos concurrida es la que más entusiasmo y euforia ha generado en las bases y la dirigencia nacionalistas. Eso y las encuestas que manejan los partidos, que otorgan a "Juntos por el Sí" en torno a los 64 diputados, a sólo cuatro de la mayoría absoluta.
La alianza entre CDC y ERC se queda a siete escaños de los resultados que obtuvieron el 2012 por separado (cincuenta de CDC y 21 de ERC), pero se aproxima a la mayoría absoluta. Y con la aportación de las Candidaturas de Unidad Popular (CUP), a la que atribuyen entre seis y ocho escaños, supera el listón que según Mas basta para llevar a cabo una declaración unilateral de independencia, "dui" en la jerga política y "balconada" en términos populares.
Por primera vez desde el 10 de julio de 2010, los separatistas han eludido la guerra de cifras. En aquella ocasión, tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut de Maragall, los medios catalanes acordaron la cifra de un millón de manifestantes. Dos años después, cuando se aceleró el "proceso", el "Onze de Setembre" tuvo similar participación. Las cifras comenzaron a ser estratosféricas al año siguiente, con la cadena humana que en teoría conectó toda Cataluña. Fueron, según los datos de los organizadores, millón y medio de personas. En 2014, la V formada en la Diagonal y la Gran Vía de Barcelona llegó al millón ochocientos mil participantes, tal cual reflejaban los periódicos editados en Barcelona.
En esta ocasión, la Guardia Urbana ha dado la cifra de 1,4 millones de participantes, la ANC, dos millones, y un experto consultado por La Vanguardia, Llorenç Badiella (responsable de Estadística Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona) afirma que en la Meridiana se congregó una horquilla de entre 850.000 y 1,2 millones de ciudadanos. La Delegación del Gobierno refiere 525.000 participantes y unos pocos miles más Sociedad Civil Catalana.
A pesar de las cifras oficiales de la Guardia Urbana, algunos de sus mandos han reconocido que en la Meridiana no podía haber más de setecientas mil personas en el más abultado de los casos y teniendo en cuenta que la manifestación ocupó trescientos mil metros cuadrados. Según Badiella, en 2013 salieron a la calle seiscientos mil catalanes y novecientos mil el año siguiente, cifras que contrastan con las tenidas por oficiales y con las que aparecieron en la prensa, que superaban de largo el mítico millón.
Este año ningún periódico catalán ha dado dígitos en portada. La manifestación ha sido un éxito desde el punto de vista editorial, pero no se consigna la caída de manifestantes. En cualquier caso, el optimismo es la seña y consigna del día después entre los separatistas. Tanto es el convencimiento de que la independencia es cosa de dos semanas que Artur Mas se ha visto obligado este sábado a llamar a su electorado a la participación el 27-S. "Tras lo de ayer no está todo ganado", manifestó el presidente de la Generalidad en funciones.
La calle ha sido tomada por los separatistas, pero eso no es novedad desde 2012. A pesar de las encuestas, los números no acaban de cuadrar y la prensa internacional ha determinado que una victoria en escaños pero no en votos no es suficiente dados los desequilibrios del recuento en Cataluña, donde vale mucho más la papeleta del interior que la del área metropolitana de Barcelona. Y además, a pesar del fervor manifestante, los números siguen sin salir para el frente separatista, que confía en ganar en escaños y ya ha declarado que eso le vale para desconectar con España. Una participación similar a la que se produce en las elecciones generales eliminaría las especulaciones nacionalistas sobre el día después, pero Mas confía en que quienes votan en las generales pero no en las autonómicas se mantengan en su hábito.
Pero necesita motivar y movilizar a los suyos, de tal modo que ha dedicado el segundo día de campaña a relativizar el éxito de la Diada: "el 27-S no está ganado y es un error pensar que tras la manifestación de la Diada ya está todo hecho", declaró el "president" y número cuatro de "Juntos por el Sí".
Además, la suma de su plataforma y las CUP alcanzaría una mayoría que no sería suficiente para que él fuera renovado en su cargo. David Fernández ya no es el candidato independentista antisistema y los nuevos dirigentes de su partido no están dispuestos a dar sus votos para la reelección de Mas. Romeva y Junqueras esperan que sea necesario el voto de los "cupaires" para seguir adelante con el proceso en tanto que eso supondría el sacrificio de Artur Mas.