"Es una opinión personal, individual". De esta forma, Soraya Sáenz de Santamaría se desentendió de la reforma de la Constitución planteada en la víspera por José Manuel García-Margallo. Una hoja de ruta "del ministro" que generó un hondo malestar en el Partido Popular a nivel nacional y catalán, y que le ha valido el tirón de orejas de la vicepresidenta, con la que ya de por sí no tiene una relación muy estrecha.
Así, en conversación informal con periodistas, la portavoz del Ejecutivo trató de dar por amortiguada la polémica. De hecho, ya el mismo jueves por la tarde, un portavoz autorizado de la Moncloa avanzó que el Gobierno no asumía el plan de Margallo, consistente en modificar la Carta Magna para encajar "el hecho catalán" y ceder a la Generalidad todo el IRPF y los impuestos especiales.
La vicepresidenta, en el breve coloquio, no quiso entrar en el roto que estas declaraciones ha podido hacer a la estrategia del PPC, pero sí aclaró que la postura del Ejecutivo es distinta a la de Margallo. "Está clarísima", llegó a afirmar después de que, a micrófono abierto, defendiera que la soberanía nacional reside en el conjunto de los españoles. "Se puede hacer una reforma de la Constitución, pero no es una prioridad y tendrá que hacerse con el máximo consenso y no a favor de los secesionistas sino del conjunto nacional", resumió un asesor gubernamental. Además, en Génova recuerdan que es la firmeza del discurso de Xavier García Albiol lo que le está permitiendo subir en las encuestas.
Así se gestó la desautorización
Según las fuentes consultadas, una vez las declaraciones de Margallo se colaban en informativos y abrían los periódicos digitales, desde la Moncloa se dio permiso al partido para que sus portavoces desautorizasen al ministro y recalcaran que su diagnóstico no era compartido. Así lo dijo Pablo Casado y lo repitió, en declaraciones a este diario, Andrea Levy: "Es la opinión de Margallo. La reforma no va en el programa electoral", fueron sus palabras.
Antes de materializarse la consigna, el Partido Popular catalán estallaba por voz de Antonio Gallego, el número tres de la lista de Albiol. "No hay que hacer cambios en la Constitución para satisfacer los anhelos, el órdago y el chantaje separatista", se quejó, en declaraciones a esRadio. Y aún remató: "Hay que ser serios y no nos tienen que temblar las piernas ante quienes están chantajeando al Estado". En este sentido, fuentes de la dirección nacional lamentaron "la metedura de pata" en una cuestión "muy delicada para nosotros, cuando tenemos que tener un mensaje muy claro".
Santamaría critica a Mas por la Diada
Por su parte, al término del Consejo de Ministros, la vicepresidenta advirtió a Artur Mas de que "una cosa es gobernar y otra cosa es plantear propuestas que no caben en la Constitución", como declarar unilateralmente la independencia de Cataluña. "Lo que es España lo deciden todos los españoles", enfatizó Sáenz de Santamaría, no sin lamentar la utilización partidista de la Diada, que coincide con el primer día de campaña.
"Al principio de la democracia, la Diada era una fiesta para todos los catalanes, después pasó a ser una jornada reivindicativa de una parte de la sociedad, y ahora es un acto electoral de Mas", denunció, para a renglón seguido volver a apelar a la "neutralidad" y a la "legalidad". A juicio de la portavoz, se está pagando la campaña electoral "de unos pocos" con los impuestos "de todos los ciudadanos".
La portavoz reiteró que una Cataluña independiente quedaría fuera de la Unión Europea mientras que Cristóbal Montoro, sentado a su lado, recalcó que se mantiene la presencia de inversores en la región porque "no están apostando" porque la secesión tenga "ninguna viabilidad". En todo caso, el titular de Hacienda -que también marcó distancias con Margallo en charla informal- insto a Mas que "cuide su lenguaje" y se deje de "excentricidades que no vienen a cuento".