Primero una risa forzada; después, el enfado. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, no ocultó este lunes su malestar con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien le calificó junto a José María Aznar, de "portamaletas" de los populismos como Podemos.
En rueda de prensa en Ferraz, Sánchez dijo no haber recibido ninguna llamada del jefe del Ejecutivo para informarle de las negociaciones sobre Grecia. "Solamente conozco de Rajoy por las descalificaciones e insultos, ha vuelto a su estado natural, que es el de actuar de líder de la oposición. Aznar y Rajoy es la política que tenemos que desterrar".
Sobre el posible adelanto electoral, cada vez menos probable, rebajó la expectativa: "Me da igual cuando convoque las elecciones el señor Rajoy porque en el momento en el que las convoque va a perder las elecciones y las va a ganar el PSOE".
Sánchez también se cebó con Rajoy por su "inacción" en las negociaciones comunitarias. "Lleva ausente mucho tiempo. Ni está ni se le espera". Y se refirió al encuentro previsto entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Francois Holland, con una pregunta: "¿Dónde está España? ¿Dónde está Rajoy? Yo le exijo a Rajoy que tenga más presencia y más ánimo constructivo".
¿Dónde está Pedro Sánchez?
Equidistancia es la palabra que resume el discurso del PSOE cuyo líder, Pedro Sánchez, evitaba este lunes tomar partido nuevamente entre las dos partes de una negociación, la Unión Europea y Grecia, para no sufrir el coste político de hacerlo.
La estrategia del secretario general del PSOE es la de situarse en un punto intermedio entre Mariano Rajoy, de quien se pregunta dónde está, y Pablo Iglesias, de quien critica "la instrumentación política del sufrimiento del pueblo griego".
En rueda de prensa en Ferraz, Sánchez manifestó su "respeto a la mayoría del pueblo griego" y su "profundo cariño" ante su sufrimiento, provocado a su juicio por los "errores de la UE y también de su propio gobierno".
No quiso calificar la convocatoria de un referéndum ni su resultado y se limitó a decir, al ser preguntado por Libertad Digital, que "yo habría hecho las cosas de otra manera porque nosotros somos la izquierda europeísta y creemos en la estabilidad presupuestaria". Y añadió una consideración sobre Alexis Tsipras: "Su ruptura unilateral de la negociación no ha hecho más que empeorar los problemas profundos de Grecia". Pero al mismo tiempo se posicionó a favor de destinar más dinero a Grecia sin explicar de dónde saldría ni cómo podrá afrontar el país heleno el pago de su deuda pública. "A Grecia, toda la ayuda y más".
La solución para Sánchez pasa más por las palabras y declaraciones políticas que por las medidas concretas. "La solución es que tiene que verse la solidaridad de la UE pero también la responsabilidad del gobierno griego", dijo antes de solicitar nuevamente a Europa que diga que "nunca permitiremos la salida de Grecia del euro". Una de cal y una de arena, tanto a Grecia como a Bruselas, con una petición a los primeros de "respeto a las reglas del juego que nos hemos dado todos", y de lealtad a los segundos para "hacer bien las cosas de una vez por todas en Europa".
Entre las medidas concretas consideró que la solución pasa por abordar la mutualización de la deuda, y no una quita a Grecia, sino la implantación de Eurobonos. Recordó, por ejemplo, que una de las medidas propuestas por el FMI fue "posponer el pago de la deuda". Grecia ha tenido ya dos quitas y el planteamiento tiene que ser refinanciar, pero creo que desde el punto de vista europeo hay que caminar a la mutualización de la deuda".
En el plano político, Sánchez demandó que "se reanuden las negociaciones y que se llegue a un acuerdo cuanto antes". No fue hasta el final cuando pronunció las palabras que suponen un distanciamiento del gobierno griego: "Tenemos un planteamiento completamente distinto al de Tsipras", aunque la posición de Pedro Sánchez es, en resumen, la de no mojarse.