"Va a ser este año, claro, pero tampoco lo sé, no es un tema capital". Es la última respuesta de Mariano Rajoy sobre la posibilidad de un adelanto electoral, que ha rechazado en varias ocasiones en las últimas semanas. Si bien, el debate está instalado en el PP, con su estructura catalana presionando para que las generales coincidan con los comicios regionales. Jorge Fernández Díaz, próximo al presidente, reconoció que se están barajando distintas opciones.
En este contexto, Pablo Casado no se pilló los dedos en una entrevista en Es la Mañana de Federico. "Hay argumentos para las dos opciones", respondió a la pregunta de si las elecciones se celebrarán en septiembre o en noviembre-diciembre. Si las generales son el mismo día que las catalanas -en principio Artur Mas convocará los comicios el 27 de septiembre-, el nuevo vicesecretario de comunicación reconoció que la movilización de los constitucionalistas sería mayor.
"Nuestro votante catalán se moviliza para las generales", afirmó Casado, en línea con lo que Alicia Sánchez Camacho ha transmitido al presidente. En todo caso, el portavoz popular recalcó que no sabe qué decisión tomará Rajoy, y añadió que el jefe del Ejecutivo "tiene buen olfato para elegir" cuándo se han de abrir las urnas.
Más democracia interna en el PP
Casado se puso como objetivo recuperar la confianza del "millón y medio" de votantes del PP que optó por quedarse en casa en las últimas autonómicas y locales. "Están esperando la excusa para volver a votarnos", afirmó. Y, en este sentido, pregonó una bajada de impuestos tanto a nivel nacional como en aquellas comunidades en las que "no nos han robado el Gobierno".
"Lo que hay que hacer es seguir bajando los impuestos", destacó, tras confesar que los índices actuales son "insuficientes". En todo caso, el nuevo rostro del PP aseguró que ya han cumplido la mayor parte del programa electoral, y de ello sacarán pecho en la próxima conferencia política, que se celebrará los días 10 y 11 julio.
En el cónclave del PP, no habrá "ninguna línea roja" en las mesas de debate. De hecho, Casado avanzó que se abordarán reformas institucionales como la de la Justicia y se tratará "la democracia interna de los partidos", que obligaría a cambiar los estatutos. El propio Rajoy ya se mostró a favor de abrir ese melón, aunque no se tomarán medidas concretas hasta después de las generales. También se abordará "el papel del Senado" y se anunciarán nuevas políticas sociales del Ejecutivo.
Sobre los fallos cometidos, consideró que el problema de la comunicación es "el típico tópico" y no lo consideró "el elemento más decisivo". Por el contrario, argumentó que "la crisis económica" y "la corrupción" han sido las cuestiones que más daño han hecho a las aspiraciones electorales de la formación. "Con el PP, son más inflexibles, somos sinónimo de honestidad", defendió.
La postura radical del PSOE
Las mayores críticas fueron dirigidas a Pedro Sánchez, el líder de la oposición. "Ha mentido descaradamente", denunció, en relación a su política de pactos. Casado desveló el enfado de un sector del empresariado con el secretario general del PSOE, que les dijo que "jamás" llegaría a acuerdos con Podemos. "Está siendo la muleta de la izquierda más radical", hasta el punto de que "Grecia es Podemos" como "así lo dijo Pablo Iglesias".
Así, en voz de Casado, los españoles tendrán que elegir entre "el partido de las clases medias" -en relación al PP- y un PSOE que se ha echado en brazos de Podemos. Y se puso un reto: "Tenemos la responsabilidad de volver a ofrecer un programa que ilusione a una mayoría suficiente" para que en España no llegue "un gobierno como el de Grecia".