El presidente citó el pasado 3 de junio a Pedro Sánchez para almorzar en la Moncloa. Quería conocer de primera mano sus intenciones a raíz del mapa electoral abierto en España tras los comicios municipales y autonómicos, y le despidió con enorme frustración. "Hará todo lo que haga falta para que el PP no gobierne aunque sea la primera fuerza política", fue el resumen que se hizo entonces desde la Moncloa. Y Mariano Rajoy dio orden de ataque, y lo hizo como no se recordaba en la presente legislatura.
Ahora, Rajoy no desaprovecha la oportunidad para atizar al líder de la oposición. Cara a cara, en el Congreso, o a través de sus comparecencias públicas. Este martes, lo volvió a hacer en la sesión de control en el Senado. Primero, leyó media docenas de declaraciones de Sánchez en las que éste marcaba distancias con Podemos y aseguraba que no pactaría con ellos. "Señor Sánchez, esa es la credibilidad del partido al que representa", le asestó inmediatamente después.
Quien le interpelaba era Óscar López, pero el presidente se dirigió directamente al líder del PSOE, a quien pretende desgastar por su política de pactos, que incluye como amigos a "radicales" e "independentistas". "A partir de ahí, no puede pretender que alguien los tome en serio porque es absolutamente imposible", afirmó con severidad.
Según el Gobierno, la estrategia le está funcionando. Ponen como prueba que Sánchez se envolvió en una gran bandera de España el día de su proclamación, lo que entienden como un intento de mostrarse moderado tras los acuerdos con Podemos. "Que defienda también la bandera en Cádiz, Badalona o Vitoria", reclamó Pablo Casado, el nuevo vicesecretario de comunicación, en Antena3. E insistió en la alianza del PSOE con los radicales: "Ya dijimos que Iglesias y Sánchez iban a acabar entendiéndose. Lo que pedimos es que aclaren esta coalición y quién va a ser el cabeza".
Atrás quedaron los alegatos internos a favor de una gran coalición. Según los portavoces del PP, Sánchez sumará los votos del PSOE a los de Podemos aunque el PP gane las elecciones generales. "Las formaciones de izquierda van a seguir pactando entre ellas por mucho que lo nieguen", en palabras de Casado. El objetivo de Génova es que cale tanto dicha idea en la opinión pública como que se abra un debate en el seno del PSOE. Este mismo martes, en 13TV, Joaquín Leguina pidió a Sánchez que se comprometiera a dejar gobernar a la lista más votada en las generales.
En todo caso, según Oscar López, a Rajoy no le servirá la "ridícula" estrategia del miedo. "No se me ocurre nada más radical que un partido que destruye las pruebas de un juez a martillazos con el ordenador. Eso sí que es radical, y soy incapaz de imaginar un presidente del Gobierno tan radical como para ser capaz de mandar mensajes al móvil de un delincuente que entraba en la cárcel con cuentas en Suiza. Eso sí que es radical-antisistema", enfatizó el representante socialista.
Rajoy, que no dio réplica a las acusaciones de corrupción, rechazó que el principal problema del Gobierno haya sido la comunicación para recordar a renglón seguido cómo dejó el país José Luis Rodríguez Zapatero. "Lo que hemos hecho nosotros es comenzar a arreglar el colosal desaguisado en el que convirtieron a España", destaco el presidente, que sigue sin hacer ajustes en su gabinete. Y se mofó una vez más de Sánchez: "Y ahora ponen al señor Sevilla a ver si arregla esto. ¡Venga, buena!".