La entrevista de Ana Pastor a Manuela Carmena en la noche del domingo despertó un interés añadido tras la polémica por los mensajes en las redes sociales de dos de los concejales de Ahora Madrid, Guillermo Zapata y Pablo Soto, en los que se hace mofa del Holocausto, de las víctimas del terrorismo o de la violación de menores de edad y se propone el asesinato de políticos del Partido Popular.
Presionada por la presentadora de El Objetivo de La Sexta, Manuela Carmena no ha sido capaz de mostrar una actitud tajante con sus dos concejales, a los que no tiene claro que vaya a exigir alguna responsabilidad. Sólo en el caso de Guillermo Zapata, titular madrileño de Cultura, dice que estudiará la posibilidad de pedirle la dimisión, pero es algo que tiene que "meditar" tras hablar con él.
La alcaldesa madrileña ha distinguido entre uno y otro caso. Según Carmena, "el humor negro de Zapata" (sic) tiene un componente cruel y violento que lo hace incompatible con el desempeño de una concejalía como la de cultura. Sin embargo, Pablo Soto, el concejal que especulaba en las redes sociales con torturar y asesinar a Alberto Ruíz Gallardón –entre otros políticos del PP–, es para Carmena un chico al que hay que disculpar porque en el momento en el que escribió aquellos tuits, "estaba vinculado a unos procesos de indignación", en referencia a las algaradas protagonizadas por el movimiento del 15-M
De hecho, la nueva alcaldesa de Madrid cree que todos debemos felicitarnos de que Soto haya cambiado. "¿Por qué debemos creer que ha cambiado?" le ha preguntado Ana Pastor. "Porque lo conozco", ha zanjado la regidora de la capital que, no obstante, ha indicado que hablará también con este concejal aficionado a la guillotina como método para solventar las diferencias ideológicas con quien no piensa como él.
Carmena no ha dado más importancia a unos hechos que han escandalizado a gran parte de la población y han provocado las peticiones de dimisión de los grupos municipales de PSOE, PP y C’s. En realidad, según la exmagistrada, es bueno que se integre en "cauces profundos democráticos a gente que estaba fuera", como los indignados del 15-M "y también en el País Vasco", en referencia a la entrada de los proetarras en las instituciones democráticas.