Todos en el PP repiten lo mismo. La campaña se ha quedado corta, la tendencia que recoge los sondeos internos es positiva y la moral está mucho más alta que hace unas pocas semanas. Lo cree Mariano Rajoy, pero también quienes primero se la juegan, los propios candidatos. Hay optimismo, pero sin dejar de tener los pies en la tierra. Las mayorías absolutas son cosa del pasado salvo en plazas muy concretas, como Castilla y León, Murcia, La Rioja e, incluso, Castilla-La Mancha.
Y llegó la cita con Valencia y su plaza de toros. Había nervios porque un pinchazo daría una imagen adversa a tres días de las elecciones. Pero se cumplió el expediente. No estaba abarrotada como en otras ocasiones, pero sí llena. Unos 14.000 militantes y simpatizantes, reunidos desde una hora antes. Unos veinte minutos tardaron Mariano Rajoy, que botó como es tradición, y su séquito en dar la vuelta al coso entre un éxtasis generalizado.
Músculo político que quedaría corroborado por los últimos trackings -sondeos de poca muestra- elaborados en la comunidad. Según las fuentes consultadas, Alberto Fabra aspira a alcanzar el 35% de los votos el próximo 24 de mayo y sacarle diez puntos de distancia al PSOE, que cosecharía los peores resultados de su historia en la comunidad. Si hoy el PP tiene 55 diputados -la mayoría absoluta está en los 50-, se quedarían con unos 38-40 representantes en las Cortes. En todo caso, es notable el ascenso con respecto al CIS.
El equipo de Fabra asegura que tocaron fondo electoralmente hace tres semanas, pero que la campaña ha servido de revulsivo pese a Alfonso Rus, el gran ausente. Y los alcaldes tienen buena parte de la culpa: existe un "efecto tractor de nuestros regidores" que se suma "a la falta de definición y programa" de Ciudadanos, según las citadas fuentes.
Además, Fabra ha optado por marcar distancias con Rita Barberá. Mientras ella ataca con virulencia a los de Albert Rivera, él les lanza guiños de cara al 25 de mayo. La relación entre ambos nunca ha sido buena, y ahora que la cosa se pone cuesta arriba para la alcaldesa, los cargos próximos a Fabra no se olvidan de cómo quiso apartarle de la carrera electoral.
En todo caso, ante Rajoy, se ofreció una imagen de unidad y de optimismo. "Es la hora de los valientes y de los programas claros", resumió Fabra. "Ha sido la campaña más sucia y más vergonzante que hemos vivido nunca. He tenido persecución y amenazas, pero aquí estoy de pie", se defendió Barberá, que avisó de que "ya no caben indecisos".
Sin referencias sobre la corrupción
El presidente dio la cara por Barberá, su aliada en los momentos más duros. "Voy a decir lo que siento y lo que creo: Rita, eres la mejor", empezó su intervención, ante el estruendo de los suyos. "A ti te quieren y no a los que acosan, insultan y mienten", afirmó. "Enfrente tienes una sopa de letras, una ensalada de ocurrencias y ni una sola idea, no lo van a conseguir", destacó desdeñando al resto de fuerzas, que según la alcaldesa harán un pacto anti PP.
En el penúltimo día de campaña, Rajoy se centró en cargar contra el PSOE y Ciudadanos sin olvidar sacar pecho en materia económica. Ni una sola referencia a la corrupción pese al caso Rus. "No somos una pandilla ni una moda pasajera. Éste es un partido que se ha hecho pateando", insistió. Y pidió mostrar orgullo ante su herencia: "No nos presentamos a las elecciones con las manos vacías" sino "como el país que más empleo crea".
Allí donde va, el presidente palpa buenas sensaciones. Por la mañana estuvo en La Rioja, junto al decano de los barones Pedro Sanz. "El CIS no se corresponde con la realidad que yo veo", contestó a este diario. "Conviene tomarse en serio al PP. Vamos a ganar las elecciones porque somos el partido de España y la Constitución", se despidió Rajoy de Valencia. El viernes, tras el Consejo de Ministros, echará el resto: primero Guadalajara y el cierre, como siempre, será en Madrid.