En septiembre de 2012, Mariano Rajoy y Ángeles Pedraza se encontraron en Bilbao en un homenaje a Miguel Ángel Blanco. El ambiente estaba ya muy enrarecido. "Que cumpla todo lo que ha dicho hoy aquí", reclamó Pedraza tras escuchar del presidente "alto y claro" que "nunca" cedería ante ETA. La legislatura ha ido sumando años pero la relación entre el Ejecutivo y la mayoría de víctimas se ha hecho todavía más difícil. Este sábado, la AVT volverá a salir a la calle en Madrid para protestar por los "incumplimientos" del programa electoral del partido en el poder.
Para tratar de contrarrestar la idea de que Rajoy no ha sido todo lo firme que debiera en la lucha contra la banda terrorista, Gobierno y PP llevan días intentando acercarse a las víctimas. "No hay mayor aliento moral que ellas", dijo el sábado el presidente sin citar a nadie en especial, aunque era el aniversario del secuestro de José Antonio Ortega Lara; tal vez, una de las voces más críticas contra el Ejecutivo. En paralelo, Soraya Sáenz de Santamaría se trasladaba a Vitoria para pronunciar un contundente discurso: "La Guardia Civil -afirmó- es la principal garantía de la libertad".
El caso Bolinaga o la política penitenciaria han hecho mucho daño al vínculo que existía entre Génova y las víctimas. En privado, a lo largo de estos años, voces del propio PP admitían tener sus dudas sobre la hoja de ruta de Rajoy mientras otros instaron varias veces a una mayor firmeza. Una petición muy escuchada por líderes madrileños como Esperanza Aguirre, Ignacio González o Ana Botella. Pero la legislatura sumaba capítulos y la distancia con las víctimas en vez de ser menor, aumentaba.
Ahora, Rajoy busca disipar las dudas de las víctimas. "Forman parte del núcleo esencial de la acción política del Gobierno y del PP", prometió Carlos Floriano, que inició la rueda de prensa de este lunes en Génova hablando del colectivo -algo que muy pocas veces ha ocurrido-. Le preguntaron por el distanciamiento existente y contestó que harán "todo lo necesario" para que no se sientan así. Como ejemplo, los populares destacan que el colectivo tendrá por primera vez voz en las escuelas.
Por la mañana, Floriano y otra vez Sáenz de Santamaría -felicitándose por la detención de Santi Potros y sacando pecho porque "funciona el estado de derecho- y por la tarde María Dolores de Cospedal y la cúpula del PP vasco en Bilbao para participar en un sentido homenaje a Gregorio Ordóñez a pocos días del veinte aniversario de su muerte. Marimar Blanco, presidenta de la Fundación de Víctimas y próxima al PP, se implicó de forma muy clara en su defensa a Rajoy: "ni yo ni mi familia apoyaríamos este acto si el Gobierno hubiera cambiado su política antiterrorista", destacó. Al atril subieron otras víctimas para dejar claro que se sienten respaldas por los populares.
Sin embargo, Pedraza no estuvo en el homenaje a Ordóñez porque no fue invitada. "Nadie ha llamado", reconoció a este diario. Sí recibió un correo el delegado de la asociación mayoritaria en la comunidad autónoma.
"Hemos vivido una tarde de memoria (…) nuestros valores son el mejor motor para trabajar en la defensa de España", afirmó Cospedal tras contemplar un vídeo de recuerdo a Ordóñez. "Defendemos la paz real y no hay paz sin justicia y dignidad. Nosotros no queremos la tranquilidad, queremos la paz", prometió la secretaria general, que aseguró que "no se cansará" de recordar lo que hizo ETA en el País Vasco y el resto de España. "No nos vamos a rendir en la lucha contra el terrorismo y en la defensa de las víctimas", reiteró de forma vehemente.
Cospedal sacó pecho de la ley de víctimas o el cumplimiento efectivo de las penas, e insistió en que "el PP nunca ha variado su posición, ni en la oposición ni en el Gobierno". "No vamos a ceder ni vamos a cambiar nuestra forma de pensar", proclamó para, a renglón seguido, dar las "gracias" al PP vasco. "A veces de forma muy ingrata y muy dura, y con un tratamiento muy duro e injusto, defendéis la libertad", afirmó con Arantza Quiroga en primera fila.
Quiroga aún tiene serios problemas para controlar al partido -prueba de ello son las reticencias, por ejemplo, de Borja Sémper en la elaboración de las listas-y las encuestas no son nada halagüeñas. "Quiero pedir mucha más sensibilidad cuando se juzga a este partido", reclamó la líder del PP vasco. Y denunció: "algo va francamente mal cuando alguien se atreve a decir que nos hemos aprovechado políticamente de que nos mataran".