Cuando ya pensábamos que era imposible tener más convocatorias electorales en este 2015, Susana Díaz plantea que las autonómicas andaluzas también entren en el calendario de este atribulado año. De cumplirse finalmente las amenazas de la lideresa socialista, las urnas se abrirían hasta en cuatro ocasiones diferentes en nueve meses: autonómicas en Andalucía, quizá en marzo; municipales en toda España y autonómicas en otras 13 comunidades en mayo; de nuevo autonómicas en Cataluña y, finalmente, las elecciones generales que, previsiblemente, tendrán lugar en noviembre.
No se recuerda un calendario electoral tan cargado y, sobre todo, en el que todas las citas tuvieran una importancia tan singular, tampoco se recuerda que los ciudadanos hayan tenido que sufrir hasta cuatro campañas electorales en nueve meses, el tiempo -y esto no es una referencia malévola a Susana Díaz- de un embarazo.
Tradicionalmente las elecciones generales y las municipales y autonómicas no coincidían en el mismo año, de hecho la primera vez que lo hicieron fue en 2011, tras adelantar la convocatoria nacional Zapatero. Además, durante varios ciclos electorales las autonómicas andaluzas sí coincidían con las generales, descargando un poco el calendario de convocatorias y, sobre todo, el de campañas. Esto no lo rompió Zapatero sino Griñán, al retrasar los últimos comicios autonómicos a marzo de 2012, para tratar de aprovecharse –tal y como ocurrió- de los errores del PP en sus primeros meses en el Gobierno.
Las opciones de Susana Díaz
Si Susana Díaz quiere llevar a los andaluces a los colegios electorales en una convocatoria independiente de la de las municipales, tiene que respetar el plazo de al menos dos meses que deben separar unos comicios de otros. Puesto que la elección de alcaldes será el domingo 24 de mayo el último fin de semana en el que se podrían convocar las autonómicas sería el domingo 22 de marzo. A su vez, la ley electoral andaluza prevé 55 días entre la firma de la convocatoria electoral y la fecha de las elecciones, así que Díaz sólo tiene hasta el próximo 27 de enero si quiere que éstas se celebren en marzo.
Las otras posibilidades que puede barajar la presidenta andaluza son la coincidencia con las autonómicas o pegarlas de nuevo con las generales, ya que los meses de julio y agosto son electoralmente inhábiles en Andalucía. Los últimos movimientos de Díaz hacen que estas opciones sean menos valoradas por los analistas.
Lo cierto es que un adelanto electoral podría tener ventajas claras para Susana Díaz, sobre todo por la situación en la que se encuentran sus rivales: el PP no ha logrado recuperarse del infame dedazo de Rajoy y la elección de un Juan Manuel Moreno que sigue sin demostrar qué cualidades políticas y de liderazgo ha visto Rajoy en él.
Izquierda Unida se encuentra tan dividida como en cualquier otra comunidad autónoma española, afectados por el surgimiento de Podemos y, si todo acaba como parece que va a acabar, asumiendo el coste de ser el causante de la inestabilidad.
Podemos, por su parte, ha aparecido en la escena con mucha fuerza, pero podría ser demasiado pronto para un partido como el de Pablo Iglesias que no ha conseguido todavía completar su estructura regional y que, además, acaba de cometer un sonoro patinazo.
Por último, todo parece indicar que cuanto más tiempo pase peor puede ser el impacto del caso de los ERE en la campaña.
Catalanas tras el verano
Mientras tanto, como decíamos, una cita que ya tenemos segura es la de las municipales y autonómicas del 24 de mayo. En ellas se elegirán alcaldes en los más de 8.000 municipios e España y también los parlamentos autonómicos de 13 comunidades autónomas -Asturias, Cantabria, Navarra, Castilla y León, La Rioja, Comunidad Valenciana, Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha, Región de Murcia, Canarias, Islas Baleares, Aragón y Extremadura- y en las dos ciudades autónomas -Ceuta y Melilla-.
Tras una tregua de poco más de tres meses en los meses de verano -un tiempo en el que previsiblemente habrá más de un gobierno autonómico al albur de los pactos-, la vuelta de las vacaciones coincidiría con la vuelta a las campañas electorales: como muy bien ha calculado Artur Mas, el 11 de septiembre –la fiesta de la Diada- se iniciaría la campaña electoral del las elecciones autonómico-plebiscitarias en Cataluña.
La convocatoria llevará a los catalanes a las urnas el 27 de septiembre, en lo que serán las terceras elecciones autonómicas que se celebren en esa región en menos de cinco años tras las del 28 de noviembre de 2010 y las del 25 de noviembre de 2012.
Al final, generales
El año electoral acabaría a finales de noviembre con la convocatoria de elecciones generales, coincidiendo con el plazo de cuatro años previsto por la legislación. Rajoy podría retrasar la votación hasta principios de enero, pero la mayoría de los analistas descartan que vaya hacerlo: sería la primera vez en democracia y una medida muy criticable con un coste que el presidente no asumiría a cambio de nada.
Tampoco es probable, según los que conocen al presidente, que los comicios se adelanten y, en principio, no tendría demasiada lógica política: si el Gobierno basa prácticamente todo en la economía y la recuperación irá acentuándose durante 2015 lo normal será apurar para poder presentar las mejores cifras posibles en parámetros como PIB y, sobre todo, creación de empleo. Por otro lado, tampoco el carácter de Rajoy parece muy propicio a adelantos.
La independencia de Cataluña, la hegemonía del PSOE en Andalucía y la propia batalla interna entre los socialistas, el surgimiento de Podemos como una alternativa real de poder o incluso la llegada de Pablo Iglesias a la Moncloa, el 2015 nos deparará un auténtico estrés electoral del que sólo tenemos una cosa segura: la España de principios de 2016 será muy diferente a la de estos inicios de 2015… o no.