En el aniversario de la Constitución más deslucido que se recuerda, con trece presidentes autonómicos ausentes-tan sólo cuatro presentes-, la ausencia de IU, CIU, PNV, ERC y Amaiur, y en plena ofensiva nacionalista tras el desafío separatista de Artur Mas, los socialistas confiaban este sábado en vislumbrar un atisbo de esperanza en que su reforma constitucional viera la luz. O, al menos, no se le diera un portazo rotundo por parte de un presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que hace un año dejaba la puerta abierta.
A su llegada al Congreso, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, volvió a repetir, sin concretar su propuesta, que "la mejor manera de defender la Constitución hoy es reformarla, es renovarla y actualizarla con los parámetros del siglo XXI. Yo estoy convencido de que la reforma constitucional al final se abrirá paso y que los españoles encontrarán al PSOE dispuesto a abordar esa reforma constitucional". Preguntado por cómo pretende convencer al presidente del Gobierno y su mayoría absoluta, se remitió a los "siguientes pasos" que dará el PSOE en el futuro, pero añadió ser "muy persistente en mi vida y también en la vida política y voy a continuar tratando de convencer al presidente del Gobierno".
Pero hubo portazo. "Los gobernantes y los políticos debemos de valorar bien las cosas para no equivocarnos. Creo que no es momento de eslogans, ni portadas, ni titulares sino entrar a fondo en los temas y sus contenidos. Hay otras prioridades en este momento", dijo a su llegada al Congreso el presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy. Añadió sólo un matiz: "Si hay algún tema muy concreto, y si el partido socialista cumple luego su palabra, pues yo desde luego no estaría en desacuerdo. Pero este es el panorama que tenemos en este momento".
Momento entonces de los corrillos y de la decepción en los círculos socialistas. En conversación informal con periodistas, Pedro Sánchez calificó de "desagradable sorpresa" las declaraciones de Rajoy quien, a su juicio, "se enroca en el bloqueo constitucional" por una "cuestión electoral". Porque al PP "le viene bien electoralmente no abrir el melón de una reforma ante la que "se está poniendo el sombrero de presidente del PP, no del Gobierno". Y añadió: "Rajoy ha hecho del bloqueo su proyecto político de fin de legislatura".
Decepción y resignación que llevó al secretario general del PSOE a asumir que la reforma llegará en la próxima legislatura porque "no podemos luchar contra la mayoría absoluta del PP". Pero aún así, lo intentarán convocando una ronda de contactos con todos los grupos políticos de cara a cerrar un acuerdo en el próximo periodo de sesiones en el mes de marzo.
Sobre la falta de concreción en el fondo de la que acusa Rajoy a Sánchez, éste se defendió diciendo que el PSOE ya ha propuesto la reforma de dos artículos concretos, el 49 y el 135, y asegura que "la reforma electoral no es un fin en sí mismo", ni "una proposición de ley a la que se presentan enmiendas" sino una mesa de diálogo de todas las fuerzas políticas.
Rajoy dice "no" a la reforma
Para el Gobierno, reformar la Constitución no es ni mucho menos una prioridad. "La Constitución puede reformarse, pero es muy importante que tengamos muy claro lo que queremos reformar y que seamos muy serios", es lo más entreabierta que dejó la puerta el presidente del Gobierno. Si bien, en privado, pareció cerrarla por completo. "Yo sólo pido que concrete lo que quiere", instó a Sánchez en conversación con periodistas. Y, según precisó, ni tan siquiera en privado le ha dado una pista.
La relación entre ambos es cada día más tensa, a juicio de las palabras de Rajoy. El presidente le llamó al orden en el aniversario de la Constitución: "en estas cosas no se puede frivolizar y no es de recibo que una de las partes nos diga que la reforma del artículo 135 ya no nos vale", denunció. "La palabra se cumple" porque, en caso contrario, las reglas de juego se tambalean. "Es una broma, da una imagen patética" en el extranjero, insistió ya fuera de cámara.
Para Rajoy, lo que ha de hacer Sánchez es sumarse al programa de reformas del Gobierno y dejarse de aventuras. "Eso es lo importante y de lo que nadie habla", destacó, refiriéndose en concreto a la implicación de España en las políticas de unidad que empiezan a llevarse a cabo desde la Unión Europea. También se refirió al paquete de medidas contra la corrupción y al dique que, en su día, hicieron los constitucionalistas contra el órdago de Artur Mas.
Como aviso a navegantes, el presidente proclamó que "voy a defender la unidad de España y la soberanía nacional, porque creo en ello, y no voy a hacer nada contra la igualdad de los españoles". Y la solución a la amenaza de ruptura, recalcan fuentes gubernamentales, no es abrir el melón de la Constitución. Al menos, no en lo que resta de legislatura.