Mariano Rajoy otorga aún más poder a Soraya Sáenz de Santamaría y nombra ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad a uno de sus más estrechos colaboradores: Alfonso Alonso, hasta ahora portavoz del Grupo Popular en el Congreso. Este mismo miércoles jurará su cargo ante el Rey en la Zarzuela y después tomará posesión de la cartera.
La decisión del presidente marca un punto de inflexión a menos de un año de que concluya la legislatura porque encumbra a su vicepresidenta, que en la práctica tendrá todavía más peso en el gabinete gubernamental. Alonso ha sido hasta la fecha el hombre de Sáenz de Santamaría en la Cámara Baja junto con José Luis Ayllón, el Secretario de Estado de Relaciones con las Cortes. Él mismo se denominó "sorayo" en un desayuno informativo, dejando clara su corriente política.
Apoyado siempre por la vicepresidenta, Alonso poco a poco fue cosechando el aplauso de Rajoy por su labor parlamentaria. Sin ir más lejos, recibió su elogio en el último pleno sobre corrupción. Pero, principalmente, el presidente le ha agradecido el control al que ha sometido al grupo pese al enfado de determinados sectores. Los diputados díscolos apenas se han escuchado salvo en contadas ocasiones -la última, por la reforma de la ley del aborto- y sin generar tensiones importantes.
Ahora, Rajoy le premia llevándole a un ministerio en el que, según fuentes gubernamentales, tendrá que hacer más política y vender, en contra de lo que dice la oposición, que el Ejecutivo ha logrado salvar el estado de bienestar. Y, en cambio de lo que le ocurría a Ana Mato -con un miedo terrible a exponerse a los medios-, Alonso se enfrenta habitualmente a los periodistas- hasta ahora semanalmente, tras la Junta de Portavoces- y suele aceptar entrevistas.
Si bien, más allá de su labor en el Congreso, su ascenso al Ejecutivo viene íntimamente aparejado a la complicidad que tiene con Sáenz de Santamaría, cuyo poder sigue aumentando. Y es que, mientras la relación de la vicepresidenta con Mato era más que mejorable -y empeoró con la crisis del Ébola, cuando se hizo con el control de la gestión-, ahora tendrá a su lado a un ministro de Sanidad de su total confianza.
Una demostración de fuerza con una lectura muy importante a nivel interno. Se barajó para ministro el nombre de José Ignacio Echániz, consejero del ramo del Gobierno de Castilla-La Mancha. Esto es, un declarado cospedaliano que habría dado a la secretaria general más peso en Moncloa. También se habló de Susana Camarero; secretaria de Estado de Igualdad pero también pieza de partido, al que llegó de la mano de Esteban González Pons. Pero Rajoy ha optado por un hombre de la vicepresidenta.
Así, Alonso -que es abogado- será un ministro de perfil mucho más político que técnico, pero no proviene de Génova. Llegado del PP vasco -es presidente del partido en Álava y fue alcalde de Vitoria entre 1999 y 2007-, su ascenso a la política nacional siempre vino de la mano de Sáenz de Santamaría -fue su número dos en el Grupo Popular en la última etapa de oposición de Rajoy-.
Las fricciones con Cospedal -enfrentada políticamente a la vicepresidenta- han sido varias, por ejemplo a raíz de la renovación en el PP vasco que hizo Arantza Quiroga. Tras conocer la noticia, muchos entendieron la designación como un golpe a la secretaria general en favor de Sáenz de Santamaría. "Si a una le da TVE, a otra Sanidad", ironizó un cargo consultado. En opinión de otro, simplemente limita: "el partido es cosa de Cospedal y el Gobierno de Soraya".
Cambios en el Grupo Popular
Por otro lado, y pese a lo dicho por Rajoy en la víspera en París -"el impulso político se va a reducir" a la salida de Mato-, el relevo en el ministerio sí que entraña cambios importantes en el Grupo Popular, toda vez el puesto de portavoz queda vacío. El número dos de Alfonso Alonso hasta la fecha es José Antonio Bermúdez de Castro, exquisito en las formas y que se prepara los asuntos a conciencia. Pero en absoluto se descarta que Ayllón, también muy próximo a Santamaría y que ya estuvo en la dirección del grupo, sea portavoz.
En todo caso, el anuncio pilló por sorpresa a la mayoría de parlamentarios consultados, que se declararon incapaces de opinar sobre quién será el sustituto. La mayoría considera, no obstante, que el presidente se decantará por la continuidad aunque se admite que la segunda fila está compuesta por cargos pocos conocidos por la opinión pública. Además de Bermúdez de Castro, la dirección la completan Rafael Hernando, Leopoldo Barreda, Marta Torrado, Beatriz Rodríguez Salmones, Rafael Merino y Matilde Asián. El puzle se completará, previsiblemente, esta misma semana.